La artritis reumatoide no es mortal, pero las complicaciones de la enfermedad acortan la duración de la vida en algunos individuos. Aunque en general la artritis reumatoide no puede curarse, la enfermedad se vuelve gradualmente menos agresiva y los síntomas pueden incluso mejorar. Sin embargo, los daños en las articulaciones y los ligamentos y las deformidades que se hayan producido son permanentes. La artritis reumatoide puede afectar a otras partes del cuerpo además de las articulaciones.

En general, la tasa de muerte prematura es mayor en las personas con artritis reumatoide que en la población general. Las causas más comunes de muerte prematura en personas con artritis reumatoide son las infecciones, la vasculitis y la mala nutrición. Afortunadamente, las manifestaciones de la enfermedad grave y prolongada, como los nódulos, la vasculitis y las deformaciones, son cada vez menos frecuentes con tratamientos óptimos.

No se conoce ninguna cura para la artritis reumatoide. Sin embargo, con un tratamiento temprano y agresivo con DMARDs, muchos pacientes son capaces de alcanzar la remisión, lo que significa que los síntomas de la AR se calman.

Los DMARDs, o fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, comprenden un grupo de fármacos que incluye una amplia variedad de agentes que actúan de muchas maneras diferentes. Lo que todos tienen en común es que interfieren en los procesos inmunitarios que promueven la inflamación en la artritis reumatoide.

A veces, la dosis de los medicamentos puede reducirse cuando se consigue la remisión. No es habitual que la artritis reumatoide permanezca en remisión si se interrumpe la medicación, y cuando esto ocurre (raramente), los síntomas y signos suelen reaparecer con el tiempo. Por este motivo, no es aconsejable suspender la medicación para la artritis reumatoide a menos que lo aconseje un reumatólogo.

Para más información, lea nuestro artículo médico completo sobre la artritis reumatoide.