10 maneras de cambiar la vida para superar la vergüenza

«La vergüenza es una emoción que devora el alma.»
~C.G. Jung

«La vergüenza deriva su poder de ser indecible.»
~Brené Brown

La vergüenza. Es un sentimiento tan incómodo. Tan incómodo que puede que ni siquiera quieras leer este post. Piensas que si lo dejas oculto en las sombras, fuera de la conciencia, tal vez, sólo tal vez, puedas fingir que no está ahí.

Pero lo está. Y para algunos de nosotros, se ha atrincherado profundamente.

Si la vergüenza se queda donde está, sin ser vista ni explorada, seguirá afectándote. ¿Cómo? Está detrás de la voz autocrítica en tu cabeza, de muchas dinámicas insatisfactorias en las relaciones, de los sentimientos de carencia e indignidad y de las elecciones que te impiden vivir plenamente.

¡La vergüenza es tan personal! Es un sentimiento doloroso de humillación: que has hecho algo malo o que hay algo vergonzoso en ti. Es la emoción secreta que puede asentarse en ti como un veneno.

Y lo último que quieres hacer es sacarlo a la luz. Piensas que lo único que conseguirás es resaltar tus peores temores sobre ti mismo.

Pero aquí está la posibilidad para ti: la luz que puede empezar a desenredar la vergüenza:

Si la exploras con habilidad, si navegas por la vergüenza con sabiduría y corazón, encuentras la ternura, la compasión, la valiente vulnerabilidad y el alivio que supone dejar de esconderte de ti mismo -o de mantenerte oculto de los demás y del mundo.

Pasas de sentirte tan separado y alienado a sentirte más a gusto contigo mismo y con tu propia experiencia. Los límites que te desconectan de todos y de todo empiezan a desaparecer. Casi como si hubieras nacido de nuevo, estás abierto, ligero y disponible para la vida.

Puedes tomar la decisión de dejar que tu dolor te domine manteniéndolo en las sombras. O puedes hacerte amigo de él, explorarlo y darle la bienvenida a la luz de la conciencia. ¿Cómo? Aquí tienes 10 formas que pueden cambiar tu vida para atravesar la vergüenza.

Conociendo la vergüenza

Sé un explorador valiente

Si estás empezando a explorar la vergüenza, te estás adentrando en territorio desconocido. Al igual que los antiguos aventureros que se adentraron en el mar sin saber lo que encontrarían, sé valiente, curioso y abierto.

Y cuando llegue el dolor, descubre el lugar más compasivo dentro de ti para recibirlo.

Practica: Prepara el escenario para tu exploración de la vergüenza. Lleva tu atención al interior y toca las cualidades de curiosidad, asombro, apertura y compasión que son naturales en ti. Encuéntralas y quédate sintiéndolas durante un rato.

Encuentra la brecha

Puede que estés muy acostumbrado a sentir vergüenza, pero puede que no la conozcas bien. De hecho, puede que hayas tratado de evitarla a toda costa porque es muy dolorosa.

Pero aquí adoptamos un enfoque diferente haciéndonos amigos de tu experiencia. ¿Qué es exactamente la vergüenza? ¿Cómo se siente? ¿Cómo aparece en tus pensamientos sobre el pasado y sobre ti mismo?

Responder a estas preguntas requiere que te alejes de estar completamente consumido por la vergüenza para que puedas ganar algo de distancia psicológica. Es la brecha que comienza a liberarte. Imagina que estás estudiando un objeto que nunca has visto antes para averiguar qué hace. Así, crea un poco de espacio entre tú y tu experiencia de sentir vergüenza.

Ahora te relacionas con la vergüenza de una manera nueva. Puedes estudiarla, indagar sobre ella, y ver qué es -este sentimiento que ha tenido tanto impacto en ti.

Practica: Encuentra un pequeño hueco entre tú y la vergüenza. Observa tu experiencia y siente curiosidad por lo que descubres.

¿Cuál es la historia?

La vergüenza no aparece de la nada. Es una forma de condicionamiento que habita en tu mente, corazón, cuerpo y espíritu. Tal vez de alguna manera te hicieron sentir vergüenza de ti mismo cuando eras joven: vergüenza de lo que eres, de tu nivel de inteligencia, de tu cuerpo.

Puede que haya una historia de vergüenza que has llevado durante mucho tiempo, pero en realidad es un papel que has asumido y que es opcional. Empieza a decirte a ti mismo que esta historia de vergüenza no tiene por qué definirte.

Recuerda que quien eres no es esta historia. Tu esencia está completa, no está separada de nada y es ilimitadamente libre.

Practica: Levántate y siéntete en esa historia familiar de la vergüenza. Sí, ¡ahora mismo! Inténtalo. Ahora, da un gran paso hacia un lado y deja la historia atrás. Siéntete sin la historia. Esta es la posibilidad para ti.

¿Cómo vive la vergüenza en tu cuerpo?

Cada emoción tiene un componente físico. Conocer la vergüenza incluye saber cómo vive en tu cuerpo.

Puede que te lleve algún tiempo descubrir la experiencia física de la vergüenza porque se ha convertido en algo habitual para ti. Quédate en silencio y lleva tu atención a tu cuerpo. Entonces nota cualquier sensación física y lugares de entumecimiento. No necesitas hacer nada al respecto.

Este es un ejercicio para simplemente encontrarte en la conciencia abierta con lo que ha estado ahí de todos modos. Se trata de hacerse amigo de la parte física de la vergüenza.

Cuando te das cuenta de que no necesitas vivir la historia de la vergüenza y tomas conciencia de las sensaciones, la pesadez de esta identidad comienza a disolverse. Es el camino hacia la libertad.

Practica: En la medida de lo posible, cien veces al día si es necesario, lleva tu atención a tu cuerpo y simplemente estate con lo que esté sucediendo. No hay necesidad de hacer nada; simplemente, sé.

Profundizando

Cómo te hablas a ti mismo

Nuestra autoconversación interior puede ser tan dolorosamente dura. Y si miras la raíz de lo que lo impulsa, encontrarás la vergüenza, ese sentimiento de que hay algo terriblemente malo -o peor- en ti. Una vez que empiezas a enfrentarte directamente a la vergüenza -dejando de estar tan capturado por la historia y sintiendo las sensaciones físicas- esta forma de hablarte a ti mismo empieza a dejar de tener sentido.

Digamos la verdad. ¿Eres realmente ese incompetente e inadecuado que crees que eres? Si miras estas afirmaciones internas con los ojos objetivos de un científico, podrás agujerearlas inmediatamente.

A estas alturas, esta autoconversación negativa es un hábito que necesita tu atención, y cuanto más enfoque inteligente le des, más se desenredará. Comprométete a reconocer esta voz y a dejar que su reinado sobre ti disminuya.

Practica: Empieza por asumir que esta voz interior dañina no es precisa y no sirve. Esta es la verdad. Al menos una vez al día, aparta tu atención de estos pensamientos autocríticos y deja que pasen flotando como nubes. Sé el cielo: vasto, vacío y sereno. Comienza a vivir aquí tanto como sea posible y los pensamientos críticos comenzarán a perder su poder.

Conoce cómo y por qué te aíslas

Vivir con vergüenza es solitario y aislante. Te hace creer que nadie querría acercarse a ti, lo que justifica que los alejes. ¿Cómo lo haces? Siendo crítico y juzgando a los demás.

Reconocer el impulso de aislamiento es esencial para superar la vergüenza. Porque es una señal de que tu identidad de vergüenza se ha hecho cargo. Cuando te encuentres juzgando a los demás y sintiéndote separado, este es tu momento de oro para empezar a hacerte preguntas sobre tu experiencia. ¿Qué historia crees? ¿Cómo te sientes en tu cuerpo?

No juzgar la vergüenza y acogerla en su lugar es el comienzo de la formación de una nueva y saludable relación-contigo. Entonces no necesitas criticar a los demás ni alejarlos. Estás más disponible, auténtico y valientemente vulnerable. Y los demás te querrán por ello.

Práctica: Reconoce cuando juzgas a los demás y date cuenta de que esto tiene que ver contigo: te hace sentir separado. Es la vergüenza la raíz de esta necesidad de separar? Indaga en lo que estás pensando y sintiendo. Date cuenta de la posibilidad de una verdadera conexión con los demás.

¿Hay miedo ahí?

La vergüenza y el miedo suelen ir de la mano. Tienes miedo de que te vean por lo que eres. Y al mismo tiempo, temes estar solo. Temes ser una mercancía dañada, condenada a una vida de miseria.

A medida que conozcas la vergüenza, toma conciencia de varios miedos que pueden estar al acecho. Saca también el miedo de las sombras y enfréntate a él con amor.

Práctica: Comprueba si el miedo está presente. Deja caer tu resistencia y permítele entrar, especialmente cómo aparece en tu cuerpo. Como un hijo perdido hace tiempo que vuelve a casa, abraza el miedo. Deja que esté ahí todo el tiempo que quiera.

Avanzando

Encuentra la fuerza en ser vulnerable

La vulnerabilidad tiene mala fama estos días. Pero lo que en realidad te ofrece es el alivio de tener que esconderte de ti mismo, la simplicidad de ser como eres sin tener que cambiar nada.

Lo que sientas es tu experiencia del momento presente. Resistirse a ella crea un sufrimiento infinito, y acogerla es el camino hacia la paz interior. Esta es la medicina para el secreto de la vergüenza.

Sé como eres. No en la historia de quien crees que eres que es denigrante y destructiva-ya has vivido allí lo suficiente. En su lugar, desplaza tu atención lejos de estos pensamientos, y permite tu experiencia actual tal y como es. Estas sensaciones… esta respiración… tocar… oír… mirar… hablar…

Es tan relajante porque no tienes que esconderte ni agarrarte. Puedes simplemente ser.

Practica: Comienza a sentirte cómodo estando con lo que sea que estés experimentando en un momento dado. Empieza con unos pocos momentos hasta que veas que está bien, que lo que sea que temes que ocurra, no lo hará. Entonces, cada vez más, permítete ser.

Honestidad sagrada-contigo

Cuando vives en la vergüenza, te estás mintiendo constantemente. Te metes en un trance que te hace creer que eres inadecuado, indigno y simplemente equivocado. ¿La verdad? Es sencillamente inexacta.

Sanar la vergüenza requiere una honestidad radical. ¿Estás preparado para ello?

Cuando te sientas separado y falto, cuestiona tu experiencia. Encuentra la brecha (#2 arriba), y reconoce los pensamientos y sentimientos en tu cuerpo que se han arraigado.

Entonces date cuenta de que quien eres es mucho más que esta identidad. Para ser perfectamente honesto, estás completo, intacto e infinitamente en paz. Sigue regresando aquí. Vuélvete más y más transparente para que la luz de la verdad brille a través de ella.

Practica: Investiga tu experiencia directa con un ojo discernidor para ver lo que es verdadero y lo que es falso. Vive en la verdad de ti mismo como un ser completo, pleno, puro y capaz.

Corazón ampliamente abierto

La vergüenza tiene que ver con la limitación, la contención y con mantenerte separado y aislado. ¿Y dónde está tu corazón? Herido, atascado y cerrado.

Empieza a vivir con el corazón bien abierto. Mueve tu atención fuera de tu cabeza para notar la belleza y la ternura que te rodea. Ha estado ahí todo el tiempo, sólo que no te has dado cuenta. Déjate conmover por las experiencias sencillas de la vida cotidiana.

La vergüenza es un filtro que te aleja de la vida, y disolver el filtro te deja disponible y receptivo. Sin siquiera intentarlo, empiezas a notar el amor y el aprecio. Donde antes te retenías, ahora te comprometes.

¡Recuperar la vergüenza te abre a estar plenamente vivo!

Práctica: Encuentra dentro de ti el valor para empezar a abrir tu corazón. En lugar de quedarte absorto en la vergüenza, experimenta las cosas -y las personas- con ojos nuevos. Cuando notes que estás cerrado, abre…abre…abre…

¿Qué hay de ti?

¿Estás atrapado en la vergüenza? Créeme, no estás solo. ¿Has descubierto cómo atravesarla? Me encantaría escucharlo… y si estás leyendo por correo electrónico, por favor haz clic aquí para comentar.

Crédito de la imagen

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