Aldosterona, LC/MS

El sistema renina-angiotensina y el ion potasio son los principales reguladores de la secreción de aldosterona, mientras que la ACTH y otros péptidos POMC, el ion sodio, la vasopresina, la dopamina, el ANP, los agentes α-adrenérgicos, la serotonina y la somatostatina son moduladores menores.1,2 La renina escinde el angiotensinógeno, que es sintetizado por el hígado para producir angiotensina I. La angiotensina I es, a su vez, rápidamente escindida por la enzima convertidora de angiotensina (ECA) en el pulmón y otros tejidos para formar angiotensina II. La angiotensina II estimula la secreción de aldosterona y la vasoconstricción. Los factores que disminuyen el flujo sanguíneo renal, como la hemorragia, la deshidratación, la restricción de sal, la postura erguida y el estrechamiento de la arteria renal, aumentan los niveles de renina que, a su vez, elevan los niveles de aldosterona. Por el contrario, los factores que aumentan la presión arterial, como la ingesta elevada de sal, los vasoconstrictores periféricos y la postura supina, disminuyen los niveles de renina y aldosterona.3 La aldosterona promueve el transporte activo de sodio y la excreción de potasio.

La hipopotasemia aumenta y la hiperpotasemia disminuye la liberación de renina.1 El potasio también aumenta directamente la secreción de aldosterona por parte de la corteza suprarrenal y, a continuación, la aldosterona disminuye el potasio sérico al estimular su excreción por el riñón. La ingesta elevada de potasio en la dieta aumenta la aldosterona plasmática y potencia la respuesta de la aldosterona a una infusión posterior de potasio o angiotensina II.3

Los estados de deficiencia de aldosterona se presentan típicamente con anomalías electrolíticas, incluyendo un grado variable de hiponatremia, hipercalemia y acidosis metabólica.1,2,4 La deficiencia congénita de aldosterona se caracteriza por un crecimiento deficiente en la infancia y síntomas mínimos en los adultos. Los bebés suelen sufrir deshidratación recurrente, pérdida de sal y retraso en el crecimiento. Estos síntomas se presentan generalmente en los tres primeros meses de vida. Una uremia modesta con un nivel de creatinina normal refleja la deshidratación en presencia de una función renal intrínsecamente normal. La actividad de la renina plasmática está invariablemente elevada.

El hipoaldosteronismo puede producirse en cualquier enfermedad que provoque la destrucción o la disfunción de la glándula suprarrenal.1,2,4 Estas enfermedades incluyen la insuficiencia suprarrenal primaria, la hipoplasia suprarrenal congénita, la deficiencia aislada de mineralocorticoides, la deficiencia secundaria adquirida de aldosterona (hipoaldosteronismo hiporeninémico) y la deficiencia primaria adquirida de aldosterona. El hipoaldosteronismo hiporeninémico es la forma más común de hipoaldosteronismo aislado y está causado por una alteración de la liberación de renina desde el riñón. El hipoaldosteronismo congénito causado por defectos enzimáticos heredados en la biosíntesis de la aldosterona es raro. La deficiencia de corticosterona metiloxidasa I (CMO I) se asocia con niveles séricos elevados de corticosterona y niveles bajos de 18-hidroxicorticosterona y aldosterona. La deficiencia de corticosterona metiloxidasa II (CMO II) produce niveles elevados de 18-hidroxicorticosterona, el precursor inmediato de la aldosterona. El hipoaldosteronismo primario adquirido puede ser causado por la administración de heparina. Además, los pacientes críticos persistentemente hipotensos con sepsis, neumonía, peritonitis, colangitis e insuficiencia hepática pueden tener concentraciones plasmáticas de aldosterona inadecuadamente bajas en relación con la elevada actividad de la renina plasmática.

El hiperaldosteronismo primario, también denominado síndrome de Conn, está causado por la sobreproducción de aldosterona por una o ambas glándulas suprarrenales.1,2 Históricamente, el aldosteronismo primario se consideraba una causa infrecuente de hipertensión; sin embargo, estudios recientes indican que entre el 10% y el 15% de los casos están asociados al hiperaldosteronismo primario.5 El hiperaldosteronismo secundario es relativamente frecuente y puede producirse como resultado de cualquier afección que disminuya el flujo sanguíneo a los riñones (es decir, estenosis de la arteria renal), disminuya la presión arterial o reduzca los niveles de sodio en plasma. El hiperaldosteronismo secundario también puede observarse en la cirrosis, la insuficiencia cardíaca congestiva y la toxemia del embarazo.

El hiperaldosteronismo aumenta la reabsorción de sodio y la pérdida de potasio por parte de los riñones, lo que da lugar a un desequilibrio electrolítico.1,6 La afección puede ser asintomática, aunque puede producirse debilidad muscular si los niveles de potasio son muy bajos. Varios estudios han sugerido que los niveles elevados de aldosterona predicen el desarrollo de hipertensión arterial en sujetos normotensos7 y que el aumento de la acción de la aldosterona contribuye a la hipertensión, la fibrosis cardiovascular y la hipertrofia cardíaca.6-8

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