Cuando la mayoría de la gente piensa en imágenes de la mama, inmediatamente piensa en la mamografía. La mamografía sigue siendo el pilar del diagnóstico por imagen de las mamas, aunque esta subespecialidad de la radiología ha evolucionado rápida y sustancialmente durante las últimas décadas para incluir otros avances tecnológicos que ayudan a detectar y diagnosticar las enfermedades de las mamas. Recientemente hablé de los avances en la mamografía y el diagnóstico por imagen de las mamas en su conjunto en San Francisco Medicine.

Con esta tecnología en evolución, viene la evolución del papel del radiólogo de imágenes de las mamas. En el pasado, los radiólogos especializados en imágenes mamarias se limitaban a interpretar las imágenes y a proporcionar informes a los médicos remitentes. En la actualidad, los radiólogos especialistas en imágenes de la mama forman parte de un equipo multidisciplinar que atiende a las pacientes con cáncer de mama y otros problemas de salud mamaria.

La llegada de la mamografía

En la década de 1960, los radiólogos realizaban exámenes de mamografía utilizando tubos de rayos X de uso general y sin compresión. Captaban las imágenes en películas de exposición directa, similares a las radiografías de tórax. Estas imágenes tenían poco contraste y la zona de tejido cercana a la pared torácica aparecía «blanca» debido a la subexposición.

En la década siguiente, la mamografía avanzó significativamente con la introducción de la mamografía con película de pantalla, que hizo que la obtención de imágenes fuera más rápida, requiriera menos dosis de radiación y proporcionara un mayor contrato, lo que facilitaba «ver a través» de los tejidos mamarios. Las mejoras en la tecnología de película de pantalla y el establecimiento de unidades de mamografía dedicadas durante las décadas de 1980 y 1990 hicieron que las imágenes de la mamografía fueran cada vez mejores.

A medida que la tecnología mejoraba, el cribado con mamografía del cáncer de mama también se hizo más común debido a dos factores principales. En primer lugar, los resultados de múltiples ensayos aleatorios y controlados demostraron la eficacia del cribado mamográfico para reducir la mortalidad por cáncer de mama. En segundo lugar, el desarrollo de técnicas eficaces de localización preoperatoria guiada por imagen facilitó la obtención de un diagnóstico tisular para las lesiones sospechosas detectadas en la mamografía.

Regulación de la mamografía

Con el aumento de las mamografías en los años 90, llegó una mayor regulación. A medida que se generalizaba el uso de la prueba de imagen y el cáncer de mama se consideraba una amenaza para la salud pública, aumentó la preocupación por las variaciones en la calidad de las mamografías. Después de que se descubrieran numerosos problemas de calidad, se dedicó una serie de audiencias en el Congreso a la mamografía, lo que dio lugar a la Ley de Normas de Calidad de la Mamografía de 1992, que impone normas uniformes en todo el país. Esta normativa afecta tanto a la calidad de las imágenes mamarias como a las normas que deben seguir los radiólogos. Además de proporcionar imágenes e interpretaciones de alta calidad, los radiólogos especializados en imágenes mamarias deben comunicar sus hallazgos y recomendaciones de forma clara a los proveedores que los remiten para garantizar una atención integral a las pacientes. Para ayudar a los radiólogos a transmitir sus hallazgos, el Colegio Americano de Radiología creó y mantiene el Sistema de Datos e Informes de Imágenes Mamarias, o BI-RADS, un lenguaje de informes estructurado para el cáncer de mama.

Una nueva era de la mamografía

A principios de siglo, las imágenes mamarias experimentaron otro avance significativo con la introducción de la mamografía digital. Aunque la mamografía digital se realiza de la misma manera que la analógica desde el punto de vista de la paciente, la máquina utiliza señales para producir imágenes que pueden leerse en ordenadores en lugar de en películas de rayos X.

Hoy en día, la mayoría de las consultas de radiología de Estados Unidos utilizan la mamografía digital porque, en comparación con la película analógica, proporciona imágenes de mejor calidad con un mayor contraste de los tejidos. Los estudios han demostrado que la mamografía digital es particularmente mejor que la mamografía con película para las mamas densas, así como para las pacientes más jóvenes, que tienden a tener mamas más densas que las pacientes mayores. La mamografía digital también tiene la ventaja añadida de una menor dosis de radiación en comparación con la mamografía analógica tradicional.

De cara al futuro, la tomosíntesis digital de la mama (DBT) es una nueva y prometedora tecnología que adquiere múltiples proyecciones mamográficas de baja dosis a través de la mama. Se ha demostrado que la DBT reduce los falsos positivos y mejora la tasa de detección de los cánceres invasivos. Por lo tanto, la DBT se ha denominado «una mamografía mejor» y podría convertirse en el estándar para el cribado mamográfico una vez que más proveedores obtengan las aprobaciones necesarias para ofrecer esta tecnología.

Una práctica crítica

La mamografía ha recorrido un largo camino desde los días de las películas de exposición directa y las preocupaciones de calidad rampantes. Los radiólogos de imágenes mamarias tienen ahora más herramientas a su disposición y están más integrados que nunca en la atención a las pacientes. A medida que se logran innovaciones tecnológicas adicionales y los radiólogos de imágenes mamarias continúan avanzando en su experiencia, se espera que la mamografía siga siendo fundamental para los esfuerzos de detección temprana.

La detección temprana sigue siendo una clave para reducir la mortalidad. La mamografía sigue siendo la herramienta más eficaz y asequible para detectar el cáncer de mama y seguimos defendiendo la realización de mamografías anuales a partir de los 40 años.
Lea mi artículo completo en San Francisco Medicine.