Cómo encontrar un propósito si la vida no tiene sentido…

Es una mañana de martes gris y húmeda. Poco glamurosa. En tu interior, sientes la obligación de empezar el día.

Es un impulso basado en el miedo. Realmente no quieres moverte pero hay que hacer cosas. Las facturas no se pagan solas. Una punzada de dolor te recuerda el problema de tu relación actual. La vida parece estar llena de problemas prácticos que exigen tu atención. En realidad, sólo quieres que este día desaparezca y que te dejen en paz.
¿Cuál es el propósito de toda esta lucha que piensas para ti mismo? ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué parece que mi vida no tiene ningún sentido real más que resolver una lista interminable de problemas?

Es difícil discutir esta perspectiva. Los problemas de la vida ciertamente parecen ser interminables e implacables. Hemos sido condicionados desde una edad temprana a ser constantes solucionadores de problemas. A perseguir y alcanzar el oro al final del arco iris. Es decir, la seguridad, el amor y la comodidad que tanto deseamos. Pero incluso si lo alcanzamos, ¿qué nos queda? ¿Qué hemos conseguido si sólo hemos eliminado los problemas?

Aquí no voy a tratar de convencerte de que tus objetivos mundanos son, de hecho, importantes. No voy a darte un empujón motivacional ni a tratar de convencerte de que sigas intentándolo, esforzándote… luchando. No voy a decir que conseguir el ascenso, el nuevo coche, la nueva relación te dará un sentido de propósito o significado. Porque, la verdad es que no lo harán. Cualquier sentimiento positivo que provenga de tales logros es siempre de muy corta duración, si es que llega.

Sin embargo, de lo que voy a hablar es de cómo reconocer esta verdad y cómo no dejar que te arrastre a un pozo de depresión y nihilismo.

Si la vida (el impulso de logro por el mundo) no tiene sentido, ¿dónde podemos buscarlo? Bueno, podemos empezar por abrazar la verdad. ¿Y si, en lugar de resentir este hecho, lo abrazamos? Por abrazar, quiero decir que no permitimos que nos consuma con parálisis o amargura.
Como persona que se da cuenta de la inutilidad del esfuerzo mundano, ¿cuál es tu papel? Qué tal esto: te conviertes en un ejemplo para los demás. Comienzas a llevar un sentido de paz y comprensión a las personas que encuentras. Reconoces que todavía pueden estar esforzándose dentro de las ilusiones (como tú lo ves). Puedes actuar como un refugio, un apoyo, para las personas en tu vida que están atrapadas en la trampa de la ansiedad.

Este no es sólo un propósito potencial para la vida, es un propósito increíble. ¿Cuántas personas conocemos que son así? ¿Cuántas personas conocemos en el mundo que nos recuerdan que todo está bien y que no hay nada que temer, que alcanzar, que probar, que lograr? ¿Cuántas personas nos recuerdan que la vida es un juego, que hay que jugar, que no hay que tomarse demasiado en serio? Puedes actuar como esta persona en la vida de las personas con las que te relacionas. Puedes convertirte en un oasis en el desierto para las personas que conoces e influyes. El mundo está desesperado por personas que den esta energía a los demás.
La vida puede no tener el propósito que le asignamos, pero puede tener un propósito después de todo.

Vivir la vida con la comprensión de que nada (mundano) importa, no significa que lo empaquemos todo, nos convirtamos en monjes y meditemos en la cima de una montaña por el resto de nuestras vidas. La razón de esto es que, al huir de la vida (la vida ordinaria y a menudo mundana que conocemos), estamos confirmando que es real y que hay que escapar de ella. Nos quedamos. Vivimos en ella. Cumplimos con las responsabilidades que otros esperan de nosotros. No hacerlo aumenta el miedo de los que creen que dependen de nosotros (no es la función de los que buscan liberar a los demás del miedo).

Sin embargo, para vivir este propósito como un ejemplo para los demás, nuestro principal trabajo es convertirnos y mantenernos desprendidos del mundo de la ansiedad nosotros mismos. Así es como llegamos a ser verdaderamente útiles en nuestro papel. Así es como se da verdaderamente el ejemplo. No a través de las palabras o la filosofía, sino en cómo respondemos a los inevitables altibajos de la vida diaria.

No estoy abogando por un enfoque estoico y emocionalmente desconectado, por cierto. Escapar de la trampa de la ansiedad trae consigo una multitud de emociones. Sin embargo, en su núcleo hay una sensación de paz subyacente. Aquí, incluso las llamadas emociones «negativas» se afrontan con compasión y comprensión. Nunca se suprimen ni se niegan. Un elemento central de esta forma de vivir es el humor. Sonreímos un poco más, quizás en silencio y para nosotros mismos. Nos perdonamos a nosotros mismos, no a través de la sombría, sino a través de la risa.

Puede que sientas que abrazar el hecho de que la vida (el esfuerzo mundano) no tiene propósito te dejará sin rumbo y sin dirección. Sin embargo, esto nunca es así. A través del desapego, nos liberamos emocionalmente. Pero siempre actuarás en el mundo. Siempre habrá actividades en tu vida. Pero al abrazar el sinsentido de la lucha, somos más libres que nunca para movernos con pasión y entusiasmo. Las tareas de la vida se ven como juegos que hay que jugar y no como obstáculos que hay que superar. Si no hay nada que ganar, no hay nada que perder.

Recuerda que para actuar como ejemplo para los demás (un propósito necesario dentro del mundo) tenemos que centrarnos principalmente en nuestras propias reacciones y apegos. ¿Podemos empezar a dejar pasar más cosas? ¿Podemos empezar a dejar de lado la necesidad de tener «razón» un poco más? ¿Podemos aceptar un poco más a las personas tal y como son? ¿Podemos disfrutar un poco más?

Qué propósito tener.

#SelfKnowledge

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