Cómo evitar una crisis emocional y qué hacer cuando ocurre de todos modos

En las secuelas de una crisis

¿Cómo te sientes después de haber tenido una crisis? Te sientes avergonzado o apenado por tu comportamiento o por hacer saber a los demás cómo te sientes? ¿Te sientes aliviado por haber expresado tus sentimientos o justificado por dejarlos salir? ¿Tienes miedo o ansiedad por las posibles repercusiones de tu arrebato?

Aunque la mayoría de la gente preferiría olvidar una crisis lo antes posible, puede ser una experiencia de aprendizaje si se lo permites.

Por ejemplo, si ves que tiendes a fundirte cuando intentas hacer demasiadas cosas a la vez, puedes utilizar esa información de forma positiva aprendiendo a gestionar mejor tu tiempo o aprendiendo a decir «no» más a menudo.

Si te sientes avergonzado por revelar tus emociones en público, podrías examinar cómo te sientes con tus sentimientos. Por qué no está bien que estés enfadado, o que estés triste, o que necesites algo de otra persona? Sentirse avergonzado por las emociones suele ser el resultado de mensajes culturales o paternos -por ejemplo, que «los hombres no lloran» o «las mujeres ‘buenas’ no se enfadan»- y puede obstaculizar el establecimiento de buenas relaciones personales y profesionales. Para algunas personas, reducir el arraigo de esos mensajes requiere la ayuda de un profesional de la salud mental.

¿Y qué pasa si te sientes aliviado después de una crisis? A veces, expresar tus sentimientos -incluso en forma de crisis- puede aliviar el estrés si has estado conteniendo tus emociones. Pero, ¿no sería mejor aprender a expresar tus sentimientos antes de llegar al punto de deshacerte en lágrimas o arremeter contra los demás? No es fácil, pero es posible aprender a comunicar tus sentimientos de una manera que te permita sentirte más conectado con los demás y que les permita sentirse más conectados contigo.

¿Necesitas disculparte después de una crisis?

Nunca necesitas disculparte por tus sentimientos, pero puede que necesites disculparte por tu comportamiento o por la forma en que expresaste tus sentimientos.

Si su crisis implicó gritar a otras personas, ser verbal o físicamente abusivo, o destruir la propiedad de otra persona, entonces debe disculparse – y elaborar un plan para manejar sus emociones de manera diferente la próxima vez que esté molesto o estresado.

Si su crisis ocurrió en el trabajo, es apropiado disculparse con cualquier persona que pueda haber interrumpido u ofendido. Pero sea breve y concentre su energía en comprender lo que ha ocurrido y en cómo puede evitar más crisis en el lugar de trabajo.

Prevenir futuras crisis reduciendo el estrés en su vida

Cuanto mejor sea su capacidad para cortar de raíz las crisis, menos probable será que vuelva a tener una. Pero, ¿por qué no tomar medidas para reducir el estrés negativo en tu vida para no estar ni siquiera cerca de tener una crisis? He aquí algunas ideas para empezar:

Desarrolle un plan de reducción del estrés. Un plan de reducción del estrés no tiene por qué incluir la meditación -aunque puede hacerlo-, pero generalmente implica dedicar regularmente tiempo a uno mismo para hacer algo saludable y relajante, como hacer ejercicio, practicar técnicas de respiración o realizar actividades creativas, como cantar o hacer arte. También puede incluir la eliminación o reducción de las fuentes de estrés en tu vida, como el exceso de tiempo frente a la pantalla, las actividades que no disfrutas o para las que no tienes tiempo, y la presión interna para lograr más de lo razonable. Pensar y escribir un plan real para reducir el estrés hace más probable que tome las acciones necesarias para llevarlo a cabo.

Escucha a tu cuerpo. Los músculos tensos, los dolores de cabeza y otros tipos de dolor y malestar le están diciendo algo. En lugar de tomar un analgésico y seguir adelante con lo que estás haciendo, da un paso atrás y observa lo que te hace estar tenso.

No ignores tus sentimientos. Barrer tus sentimientos bajo la alfombra no hace que desaparezcan. Por el contrario, reconocer cómo te sientes te da la oportunidad de ver qué es lo que está causando esos sentimientos y de tomar medidas, aunque sólo sea hablar de tus sentimientos con otra persona.

Busca a alguien con quien hablar. Cuando ocurre algo molesto, o sientes que el estrés crónico se acumula en tu vida, simplemente hablar de ello con alguien que pueda escuchar sin juzgar puede tener un efecto terapéutico. A veces un terapeuta es la mejor persona para hablar de temas difíciles, pero un amigo u otro conocido de confianza también puede desempeñar este papel.

Pase más tiempo en la naturaleza. Se ha demostrado que estar en un entorno natural tiene efectos calmantes. No tiene que ser activo en ese entorno, necesariamente. Puede limitarse a observar las vistas y los sonidos de la naturaleza, como el viento que sopla, el agua que corre y los pájaros e insectos que hacen sus ruidos naturales.

Dedique tiempo a divertirse y jugar. Todo el mundo necesita recargarse de vez en cuando haciendo cosas que le gusten.

Aléjate de las personas que son hirientes y poco amables. No estás obligado a relacionarte con personas que no te tratan con cariño y respeto, aunque sean parientes tuyos. Minimiza el tiempo que pasas con personas cuya compañía no disfrutas, y busca más tiempo con las que sí disfrutas.

Pide ayuda si la necesitas. Hay muchas cosas que puedes hacer por tu cuenta para reducir tu nivel de estrés y el riesgo de tener otra crisis. Pero si las medidas de autoayuda no le proporcionan el alivio que necesita, considere la posibilidad de acudir a un profesional en busca de ayuda. Para la depresión, la ansiedad o los problemas de pareja, un psicoterapeuta -como un psicólogo o un trabajador social clínico autorizado- puede ser su mejor opción. Para obtener ayuda con la gestión del tiempo o la fijación de objetivos, un entrenador de vida o de salud puede ser una buena opción.

Cualquiera que sea el tipo de profesional que elija para ver, compruebe las credenciales de esa persona, y sea lo más claro posible sobre el tipo de ayuda que está buscando.

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