Resumen:
Aunque el petróleo es un riesgo necesario en una sociedad compleja, los recientes y evitables vertidos de petróleo de gran magnitud han demostrado que se necesitan serias mejoras en la respuesta a los derrames de petróleo para mejorar su eficacia. La industria ha recurrido a muchos procedimientos operativos y de mantenimiento para reducir los accidentes que provocan derrames. El índice de derrames ha disminuido en los últimos 10 años, incluso con el aumento de la producción, el transporte y el consumo de petróleo. A pesar de ello, los expertos en derrames estiman que entre el 30% y el 50% de los derrames de petróleo son causados directa o indirectamente por errores humanos, y que entre el 20% y el 40% de todos los derrames son causados por fallos o mal funcionamiento de los equipos. Los nuevos riesgos de vertidos incluyen el aumento de la actividad marítima en el Ártico, la exploración y desarrollo de aguas profundas y la rápida expansión del transporte ferroviario de crudo. Los derrames de petróleo tienen muchos efectos adversos en el medio ambiente. Sin embargo, los esfuerzos de contención y recuperación de los derrames se consideran sólo moderadamente eficaces. La mayoría de las veces, el petróleo derramado queda varado en la costa y requiere esfuerzos de limpieza, aunque es necesario tener cuidado para minimizar los daños adicionales que pueden retrasar la recuperación general.