Contaminantes ambientales

Foto CC U.S. Fish and Wildlife Service via Flickr

Los ferrocarriles están obligados a presentar un informe ambiental a la Junta de Transporte de Superficie (STB) cuando comienzan el proceso de abandono de un corredor. Si la STB considera que el rescate de la línea tendrá un impacto ambiental significativo, puede imponer condiciones al ferrocarril que abandona, exigiéndole que resuelva los problemas antes de proceder al abandono. Sin embargo, las comunidades que desarrollan senderos ferroviarios a veces tienen que enfrentarse a la contaminación conocida, potencial o percibida a lo largo del corredor.

Afortunadamente, la contaminación no impide necesariamente el desarrollo de los senderos ferroviarios siempre que se tomen las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de los usuarios. Siempre que la adquisición de terrenos plantee problemas medioambientales, debe consultarse a un experto en la materia.

Tipos de contaminantes

El tipo y el alcance de la contaminación a lo largo de los corredores ferroviarios se dividen en dos categorías generales: la contaminación residual que puede encontrarse a lo largo de cualquier tramo del corredor y la contaminación asociada a los usos industriales junto a él. Antes y después de la adquisición, hay que tener en cuenta los siguientes contaminantes potenciales:

  • Las traviesas del ferrocarril, normalmente tratadas con productos químicos como la creosota
  • Cenizas de carbón y cenizas que contienen plomo y arsénico
  • Líquidos derramados o filtrados como aceite, gasolina, disolventes de limpieza, etc.
  • Herbicidas
  • Productos de la combustión de combustibles fósiles (HAPs)
  • Tablas de tejado (amianto)
  • Compresores de aire
  • Transformadores y condensadores
  • Metales

Medidas a tomar

  1. Realizar la diligencia debida y el inventario de peligros potenciales a lo largo del corredor. Esto podría incluir una evaluación ambiental de Fase I y Fase II.
  2. Analizar los posibles efectos adversos para la salud causados por las sustancias encontradas.
  3. Determinar qué medidas de mitigación deben tomarse, si es que hay alguna, y examinar los riesgos y beneficios de las alternativas de remediación.
  4. Proveer la información necesaria para los reguladores y el público.
  5. Diseñar y trazar la ruta para evitar los peligros.
  6. Seguir las leyes estatales y federales.
  7. Cree un plan de gestión integral que incluya la gestión de riesgos para el sendero abierto.
  8. Designe a una persona cualificada para que inspeccione regularmente el sendero e identifique los peligros potenciales.
  9. Utilice señalización y vallas, cuando sea necesario, para proteger a los usuarios del sendero.

Abordar las preocupaciones comunes

Los productos químicos con los que se tratan las traviesas del ferrocarril pueden suponer un problema para el desarrollo del sendero. Un tratamiento común es la creosota, un insecticida, esporicida, acaricida y fungicida que penetra profundamente en la madera tratada a presión durante mucho tiempo. Si las traviesas son viejas, la creosota puede rezumar, filtrando el suelo y matando plantas, insectos y pequeños animales. La creosota también contamina la cuenca hidrográfica local y puede ser peligrosa para la salud en caso de contacto prolongado o frecuente. La madera que rezuma creosota debe eliminarse inmediatamente como residuo sólido municipal. Las traviesas de ferrocarril recubiertas de creosota no están pensadas para su uso en jardinería y no deben utilizarse a lo largo del camino.

La madera recubierta de arseniato de cobre cromado (CCA), de apariencia verde, puede ser aún más peligrosa. Este conservante protege contra la putrefacción con cromo, cobre y arsénico, y es una alternativa común a la creosota para el tratamiento de las traviesas de ferrocarril. El arsénico de la madera es tóxico, lo que la convierte en un peligro para las plantas y la vida silvestre que tienen un contacto prolongado con ella. Las traviesas de ferrocarril tratadas con CCA deben eliminarse por medios municipales.

Los estudios del suelo pueden arrojar otros problemas graves como el plomo y el arsénico. Estos productos químicos nocivos pueden quedar en los corredores de mercancías, ya que se producen a partir de las cenizas de carbón y la ceniza. La gravedad y la profundidad pueden determinarse mediante estudios continuos del suelo. Las soluciones van desde la retirada y sustitución de la capa superior del suelo o la arcilla hasta la construcción de una superficie impermeable sobre la zona. Esta solución puede evitar que se produzcan más filtraciones o contactos perjudiciales para los usuarios y vecinos de los senderos.

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