Contestación: ¿Se puede hipnotizar a todo el mundo?

El hipnotismo ha intrigado a los seres humanos durante incontables generaciones.

Todos hemos oído historias de personas que caen bajo el extraño hechizo. Se sumergen en un estado de trance sugerido y son susceptibles de sentir, pensar y hacer lo que los hipnotizadores les dicen.

Pero, la pregunta clave que muchos nos planteamos es: ¿se puede hipnotizar a todo el mundo?

Pues bien, el tema ha estado envuelto en capas de misterio hasta los recientes avances científicos. Hoy en día, la tecnología de imágenes cerebrales de vanguardia revela exactamente lo que ocurre «bajo el capó». Cada vez estamos más cerca de comprender plenamente el complejísimo mecanismo que es nuestro cerebro.

Así que vamos a sumergirnos de lleno en el fascinante mundo de la hipnosis.

¿Se puede hipnotizar a todo el mundo? Echando un vistazo más de cerca

Los efectos discernibles de la hipnosis han sido bien documentados.

Consumidos por los estímulos externos, los sujetos pierden la noción del tiempo y de la realidad. Acceden a un estado de flujo diferente que evita la mente crítica ordinaria (pensamientos conscientes) y bloquea el entorno. Además, adquieren una concentración mental extrema, sin permanecer ni dormidos ni totalmente despiertos.

Aquí ya nos adentramos en el reino de los estados alterados de conciencia. Gracias a los avances de la neurociencia, conocemos los mecanismos que sustentan el estado hipnótico.

En concreto, la clave para responder a la pregunta titular reside en el cerebro y sus procesos neuronales. Tenemos que examinar cómo la hipnosis los altera o suspende. Desde luego, no es necesario inmiscuirse en ningún galimatías, ni en pruebas anecdóticas, ni en rumores.

Lo que la ciencia nos dice es que algunas personas son más susceptibles que otras. Un profesor de la Universidad de Stanford sostiene que el 25% de las personas son inmunes a esta técnica. También afirma que sólo entre el 5 y el 10% de nosotros somos muy susceptibles, mientras que hasta el 79% entra en la categoría de moderadamente susceptibles.

La distinguida institución también desarrolló una Escala de Stanford. Es un método fiable para medir la «hipnotizabilidad», que todavía se utiliza hoy en día. Así, vamos a ver qué explica las variaciones entre las distintas personas.

El quid de la cuestión

La resonancia magnética (RM) nos ofrece una visión directa de la mente bajo hipnosis.

Los científicos observaron firmas claras en tres áreas:

  • Red de modo predeterminado
  • Red de control ejecutivo
  • Red de sensibilidad

La red de modo predeterminado está activa tanto en los participantes hipnotizables como en los que no lo son. Los primeros, sin embargo, mostraron mayores conexiones entre la red de control ejecutivo y la red de saliencia. Asimismo, la resonancia magnética revela una mayor actividad en estas áreas del cerebro.

Las modulaciones les dan una mayor inclinación a experimentar la inmersión y mantener a raya las distracciones. En el proceso, los datos sensoriales se desligan del pensamiento descendente y ascendente.

Por eso la mente no interpreta el entorno como suele hacerlo. Las creencias preconcebidas y los recuerdos almacenados se apoderan de la percepción de la realidad. El comportamiento y el estado de ánimo cambian en consecuencia.

Por otra parte, las personas menos susceptibles a la hipnosis viven una experiencia radicalmente diferente. Tienen menos actividad en la red de control ejecutivo y en la red de saliencia. Este tipo de cableado mental les hace bastante resistentes a la sugestión.

Otras partes móviles

Hay algunos otros factores en juego que nos ayudan a pintar el cuadro completo.

En primer lugar, las personas que han estado expuestas a la hipnosis tienen más posibilidades de ser hipnotizadas de nuevo. Sencillamente, conocen el procedimiento y lo que conlleva.

Se puede decir algo similar de los practicantes de yoga y meditación. Están en contacto con los reinos espirituales que se encuentran más allá de la realidad material. Es decir, están obligados a estar más abiertos a la perspectiva de la experiencia hipnótica.

Además, hay una tendencia de los adultos jóvenes y los niños a ser más receptivos a la hipnosis también. Su imaginación todavía tiene la costumbre de volar y les lleva a aceptar la sugestión sin cuestionarla.

En cuanto a los rasgos de personalidad y el coeficiente intelectual, se han rechazado como variables relevantes. Se trata de factores cognitivos. En particular, el consentimiento y la creencia juegan un papel vital.

Esto nos lleva de nuevo al punto de que la hipnosis es un esfuerzo profundamente interno y cooperativo. Si decide resistirse y desafiar el proceso, probablemente fracasará. Haz lo contrario y relaja tu mente y estarás de enhorabuena.

Entre otras cosas, esto demuestra lo importante que es la actitud y subraya su relación con el efecto placebo. Según la neurociencia, su influencia es tan profunda que altera la química de nuestro cuerpo.

Incluso se puede sufrir hipnosis y entrar en estados de trance de forma natural, sin intervención sugestiva. La mayoría de las personas entran en varios estados de este tipo cada día, a menudo sin darse cuenta.

Y durante la meditación se producen cambios más potentes. El electroencefalograma detecta ondas cerebrales alfa que imitan las que se producen bajo hipnosis. Se sabe que favorecen las experiencias espirituales.

Un montón de potencial sin explotar

Hoy en día, la hipnosis es popular como medio de entretenimiento.

Uno puede encontrar fácilmente espectáculos de hipnotizadores y otros eventos. Lo difícil es que no es fácil determinar de antemano quién es susceptible de ser influenciado por la sugestión hipnótica. Los hipnotizadores no pueden confiar en métodos infalibles que den resultado en todas las situaciones.

Tienen que probar y ver qué pasa.

A diferencia de la hipnosis callejera, sin embargo, los entornos clínicos minimizan las posibilidades de que ocurra algo malo. Las personas expertas en el arte de la sugestión exponen a los sujetos a menos riesgos.

Y debido a los recientes avances en la comprensión de la hipnosis, esperamos ver una aplicación médica generalizada.

La hipnosis ya se utiliza con éxito para tratar la ansiedad, el dolor, el estrés, la depresión y las fobias. También existen hipnoterapias para combatir el tabaquismo y el abuso de sustancias.

La lista continúa y abarca muchos otros servicios médicos complementarios. Y para que no haya dudas: estamos hablando de algunos centros de renombre que defienden la hipnosis.

Así que, lo creas o no, esta técnica es una poderosa herramienta de superación personal. Anula los bucles automáticos de pensamiento que repetimos cada día. En muchos casos, este recableado mental conduce a la actualización del pensamiento y del sistema de creencias.

En definitiva, favorece la modificación del comportamiento y la mejora del estilo de vida.

El poder interior

Equipados con el método científico, ya no tenemos que adivinar los efectos de la hipnosis.

Hay un creciente cuerpo de pruebas que explican el funcionamiento detrás del estado mental de trance. Exploramos la pregunta «¿se puede hipnotizar a todo el mundo?» y le dimos algunas respuestas.

Y resulta que la mayoría de la gente es susceptible de hacerlo. Algunos son naturalmente más propensos a ser influenciados que otros. Simplemente están más abiertos a la posibilidad y la experiencia se materializa como resultado.

Cuando eso tiene lugar, la hipnosis modula las actividades en ciertas áreas del cerebro. Crea nuevas conexiones y vínculos, dejando nuestra mente abierta a la sugestión. Esta conectividad funcional alterada también da lugar a interesantes oportunidades médicas.

Por lo tanto, si se cree que algo va a ocurrir, lo más probable es que ocurra. Por otro lado, los escépticos y los que dudan pueden no sentir nada en absoluto. De cualquier manera, la principal lección que sacamos es que la mente es una cosa inmensamente poderosa e intrincada.

No dude en preguntarme todo lo que quiera saber sobre la hipnosis. También puede asistir al espectáculo y verlo todo en la práctica.

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