Crédito al consumo

Crédito al consumo, préstamos a corto y medio plazo utilizados para financiar la compra de productos o servicios para el consumo personal o para refinanciar las deudas contraídas para tales fines. Los préstamos pueden ser suministrados por los prestamistas en forma de préstamos en efectivo o por los vendedores en forma de crédito a la venta.

El crédito al consumo en los países industrializados ha crecido rápidamente a medida que un número cada vez mayor de personas obtienen ingresos regulares en forma de sueldos y salarios fijos y a medida que se han establecido los mercados masivos de bienes de consumo duraderos.

Los préstamos al consumo se dividen en dos grandes categorías: préstamos a plazos, reembolsados en dos o más pagos; y préstamos no a plazos, reembolsados en una suma global. Los préstamos a plazos incluyen (1) préstamos para automóviles, (2) préstamos para otros bienes de consumo, (3) préstamos para la reparación y modernización del hogar, (4) préstamos personales y (5) compras con tarjeta de crédito. Los préstamos sin plazo más comunes son los préstamos de pago único de las instituciones financieras, las cuentas de cobro de los comercios minoristas y los créditos de servicios concedidos por médicos, hospitales y empresas de servicios públicos.

Los gastos financieros de los préstamos al consumo suelen ser más elevados que los costes de los intereses de los préstamos a empresas, aunque la forma en que se cotizan los costes puede ocultar los gastos reales. En Estados Unidos, la Ley de Veracidad en los Préstamos (que forma parte de la Ley de Protección del Crédito al Consumidor de 1968) exige a los prestamistas que indiquen los gastos financieros de forma que los prestatarios puedan comparar las condiciones ofrecidas por las empresas de crédito.

La Ley de Protección del Crédito al Consumidor en Estados Unidos y la Ley de Crédito al Consumidor (1974) y la Ley de Protección del Consumidor (1987) en Gran Bretaña son ejemplos de legislación promulgada para proteger a los prestatarios. Las agencias de crédito, como Equifax, Experian y TransUnion, proporcionan información sobre la solvencia de una persona a los posibles prestamistas. (Los consumidores pueden solicitar una copia de su informe de crédito.) Muchas organizaciones ayudan a los consumidores a gestionar su crédito.

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