Desgarros durales secundarios a operaciones en la columna lumbar. Manejo y resultados tras un seguimiento mínimo de dos años de ochenta y ocho pacientes

Revisamos los resultados del manejo agudo de los pacientes que habían sufrido un desgarro dural durante una operación en la columna lumbar, e intentamos determinar las secuelas a largo plazo de esta complicación. En los cinco años transcurridos entre julio de 1989 y julio de 1994, 641 pacientes consecutivos se sometieron a una descompresión de la columna lumbar, realizada por el mayor de nosotros; de estos pacientes, ochenta y ocho (14%) sufrieron un desgarro dural, que se reparó durante la operación. La duración del seguimiento osciló entre dos y ocho años (media de 4,3 años). El tratamiento postoperatorio consistió en el drenaje de la herida por succión cerrada durante una media de 2,1 días y el reposo en cama durante una media de 2,9 días. De las ochenta y ocho intervenciones que dieron lugar a un desgarro dural, cuarenta y cinco fueron revisiones; estas revisiones se realizaron tras una media de 2,2 operaciones previas en la columna lumbar, todas las cuales dieron lugar a una cicatriz adherida a la duramadre. Sólo ocho pacientes tuvieron cefaleas relacionadas con el procedimiento espinal y fotofobia en el período postoperatorio; estos síntomas se resolvieron en todos los pacientes menos en dos, ambos sometidos a una operación de revisión. Cada uno de los dos pacientes tuvo síntomas de una fuga persistente de líquido cefalorraquídeo y necesitó una reintervención para su reparación. En general, setenta y seis pacientes tuvieron un resultado bueno o excelente y doce tuvieron un resultado pobre o satisfactorio con algún dolor de espalda residual. Un paciente tuvo aracnoiditis y otro tuvo síntomas de meningitis viral un mes después de la operación. Un desgarro dural que se produce durante una operación en la columna lumbar puede tratarse con éxito con una reparación primaria seguida de reposo en cama. Este desgarro no parece tener efectos nocivos a largo plazo ni aumentar el riesgo de infección postoperatoria, daño neural o aracnoiditis. El drenaje de la herida por succión cerrada no parece agravar la fuga y puede utilizarse con seguridad en presencia de una reparación dural.

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