El discurso de los Catorce Puntos del presidente Woodrow Wilson fue un discurso pronunciado ante una reunión conjunta del Congreso el 8 de enero de 1918, durante el cual Wilson expuso su visión de una paz estable y duradera en Europa, América y el resto del mundo tras la Primera Guerra Mundial.
La propuesta de Wilson pedía que los Aliados vencedores establecieran condiciones de paz desinteresadas con las Potencias Centrales vencidas de la Primera Guerra Mundial, incluyendo la libertad de los mares, la restauración de los territorios conquistados durante la guerra y el derecho a la autodeterminación nacional en regiones tan conflictivas como los Balcanes.
La devastación y la carnicería de la Primera Guerra Mundial ilustraron sombríamente a Wilson la inevitable relación entre la estabilidad internacional y la seguridad nacional estadounidense.
Al mismo tiempo, trató de apaciguar a los aislacionistas estadounidenses afirmando que el mundo debe «ser adecuado y seguro para vivir; y en particular que sea seguro para cada nación amante de la paz que, como la nuestra, desea vivir su propia vida, determinar sus propias instituciones, tener la seguridad de la justicia y el trato justo por parte de los otros pueblos del mundo en contra de la fuerza y la agresión egoísta.»
¿Cuáles fueron los catorce puntos?
En su discurso, Wilson detalló 14 estrategias para garantizar la seguridad nacional y la paz mundial. Varios puntos abordaban cuestiones territoriales específicas en Europa, pero las secciones más significativas marcaron el tono de la diplomacia estadounidense de la posguerra y los ideales que formarían la columna vertebral de la política exterior de Estados Unidos a medida que la nación alcanzaba el estatus de superpotencia a principios del siglo XX.
Wilson pudo prever que las relaciones internacionales serían cada vez más importantes para la seguridad estadounidense y el comercio mundial. Abogó por la igualdad de condiciones comerciales, la reducción de armamento y la soberanía nacional para las antiguas colonias de los imperios europeos que se debilitaban.
Uno de los propósitos de Wilson al pronunciar el discurso de los Catorce Puntos era presentar una alternativa práctica a la noción tradicional de un equilibrio de poder internacional preservado por las alianzas entre naciones -la creencia en su viabilidad se había hecho añicos con la Primera Guerra Mundial- y a los sueños de revolución mundial inspirados por los bolcheviques que en ese momento estaban ganando terreno tanto dentro como fuera de Rusia.
Wilson también esperaba mantener a una Rusia conflictiva en la guerra del lado de los Aliados. Este esfuerzo fracasó, ya que los bolcheviques buscaron la paz con las Potencias Centrales a finales de 1917, poco después de tomar el poder tras la Revolución Rusa.
Sin embargo, en otros aspectos, los Catorce Puntos de Wilson desempeñaron un papel esencial en la política mundial durante los años siguientes. El discurso fue traducido y distribuido a los soldados y ciudadanos de Alemania y Austria-Hungría y contribuyó a su decisión de acordar un armisticio en noviembre de 1918.
Tratado de Versalles
Como el propio hombre, los Catorce Puntos de Wilson eran liberales, democráticos e idealistas. Hablaba en términos grandiosos e inspiradores, pero estaba menos seguro de los detalles de cómo se lograrían sus objetivos.
En la Conferencia de Paz de París, Wilson tuvo que enfrentarse a los líderes de las otras naciones aliadas vencedoras, que no estaban de acuerdo con muchos de los Catorce Puntos y exigían duras sanciones para Alemania en el Tratado de Versalles.
Lo más importante es que Wilson instó a la creación de un organismo internacional de gobierno de naciones unidas con el fin de garantizar la independencia política y la integridad territorial de los países grandes y pequeños por igual. Su idea dio origen a la efímera Sociedad de Naciones. Las Naciones Unidas, más viables, sólo existirían tras la conclusión de otro devastador conflicto mundial: la Segunda Guerra Mundial.