Napoleón al rescate

Mientras tanto, Pedro está atónito – aparte de estar ya nervioso por el discurso; él y Napoleón no tenían ni idea de que se esperaba un «sketch». Desde la perspectiva de un empollón de instituto, tener que hablar delante del alumnado ya es bastante malo – ¡pero tener que competir con un baile de las chicas más populares de la escuela es horroroso! Resignado, Pedro se desploma hacia el podio y pronuncia un breve discurso entre dientes, que termina con la promesa, sacada de la nada, de que «…si me votáis, todos vuestros sueños más salvajes se harán realidad».

Mientras tanto, Napoleón ha sacado una cinta de su walkman y se la ha dado al técnico de sonido, para que cuando se anuncie el sketch, esté preparado. Se sitúa en el centro del escenario, sin telón de fondo, con vaqueros y una camiseta de «Vota a Pedro». Es casi lo opuesto a la brillante lycra azul que le precedía, pero desde el principio hay un poder en ese tipo de vulnerabilidad, y comienza la escena de baile de Napoleon Dynamite.

Cuando la música comienza, no parece tener mucha «coreografía» que hacer – pero al mismo tiempo, es como si la música se apoderara gradualmente de su cuerpo, y pasa de un balanceo de cabeza a movimientos de cuerpo entero en el escenario. A diferencia del grupo «Happy Hands», los movimientos discotequeros de Napoleón están llenos de energía, extensiones completas y un compromiso total con todos sus movimientos. En lugar de ser una pieza del tipo «aquí está mi baile para ti», es una sensación de «aquí está mi baile; míralo si quieres».