¿Qué tienen en común Humphrey Bogart, Marlon Brando y Al Pacino? A pesar de ser leyendas del cine, los tres exudan alfa. Todos conocemos el estereotipo del macho alfa: un hombre que es un líder natural, fuerte, carismático y sin complejos. Normalmente, equiparamos los rasgos alfa con cualidades dominantes y, a menudo, con tendencias agresivas. Sin embargo, la investigación científica sobre los rasgos de los lobos alfa y sus manadas pinta un panorama diferente.

Durante los últimos veinte años, el investigador de lobos Rick McIntyre ha observado a los lobos en manadas que viven en libertad en el Parque Nacional de Yellowstone. McIntyre es metódico en su enfoque. Todas las mañanas se levanta temprano, utiliza la radiotelemetría para localizar las manadas a través de un miembro de la manada marcado con un radiocollar y luego sale con un catalejo para observar a los animales. Durante cada observación, McIntyre toma cuidadosas notas de las actividades de los lobos.

Durante su tiempo con los lobos grises, empezaron a surgir ciertos rasgos y comportamientos. A pesar de lo que asociamos con el término «macho alfa», el miembro de mayor rango de la manada no era contundente, dominante ni agresivo con los demás miembros de la manada. En cambio, el lobo alfa mostraba características como la confianza tranquila y la seguridad en sí mismo. Los lobos grises alfas parecían predicar con el ejemplo y, en la mayoría de los casos, tenían un efecto tranquilizador en su clan.

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Para McIntyre, este comportamiento no era del todo sorprendente. En el ámbito de la interacción humana, piensa en cómo se comporta un hombre emocionalmente seguro de un gran campeón. No resoplan. No atacan. No hay necesidad de demostrar nada porque ya lo han demostrado.

En los comportamientos de los lobos alfa parece subyacer un tipo de lógica evolutiva. Si una manada es violenta y sus miembros están en constante competencia, tienen menos probabilidades de sobrevivir que una unidad más pacífica, cooperativa y que comparte. En todos los años que McIntyre lleva observando a los lobos grises, rara vez ha visto a un macho alfa actuar con agresividad hacia otros miembros de la manada. El resto de la manada es su familia.

Esto no niega el hecho de que los lobos alfa son ferozmente protectores de su manada. Los lobos alfa son duros cuando es necesario, como cuando defienden a su manada de una manada rival. Pero este comportamiento simplemente no se extiende a cada interacción de la manada. McIntyre observó que, aunque un macho alfa puede ser uno de los principales protagonistas de una cacería exitosa y de la captura de una presa, puede alejarse y dormir hasta que su manada haya comido y esté llena.

Y no nos olvidemos del juego. Incluso los alfas más fuertes del lobo gris dedicaban tiempo de calidad a los cachorros de la manada, ya fuera luchando o alimentando a los más pequeños. La suposición sería que este era el trabajo de las lobas hembras, pero no es así. De hecho, las lobas tienen otro papel importante: dirigir el espectáculo.

Como le dirá cualquier hombre casado, detrás de todo hombre de éxito hay una mujer. Lo mismo ocurre con los lobos grises. Según McIntyre, las hembras de las manadas toman la mayor parte de las decisiones. Deciden dónde viajar, cuándo cazar, cuándo descansar. La personalidad de la matriarca marca el tono de toda la manada.

Así que parece que a nuestro estereotipo de macho alfa le vendría bien una revisión, y los hombres pueden aprender a tener éxito de los lobos salvajes. Piensa en liderar con el ejemplo, en la dedicación al cuidado y defensa de las familias, en el respeto a las hembras y en el reparto de responsabilidades. Si se combina con menos gruñidos y más confianza tranquila, se tiene una receta alfa ganadora. Pero señoras, no olviden quién manda realmente.

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