Fuerza de compresión

La fuerza de compresión es una fuerza que actúa sobre un cuerpo, comprimiéndolo. La aplicación de una fuerza de compresión a un objeto hace que se aplaste o compacte. Algunos materiales sólidos como la piedra y la cerámica son capaces de soportar fuerzas de compresión muy grandes con muy poca deformación medible, lo que los convierte en un material de construcción adecuado para la construcción de muros y columnas de gran altura.

Todo material sufre alguna deformación al ser sometido a compresión, aunque sea imperceptible, que hace que cambien las posiciones relativas medias de sus átomos y moléculas. La deformación puede ser permanente o puede invertirse cuando desaparecen las fuerzas de compresión. En este último caso, la deformación da lugar a fuerzas de reacción que se oponen a las fuerzas de compresión, y pueden llegar a equilibrarlas.

Las fuerzas de compresión pueden aplicarse en múltiples direcciones; por ejemplo, hacia el interior a lo largo de los bordes de una placa o en toda la superficie lateral de un cilindro, con el fin de reducir su área (compresión biaxial), o hacia el interior en toda la superficie de un cuerpo, con el fin de reducir su volumen.

Es la fuerza necesaria para lograr la máxima eficacia de blindaje. Cuanto mayor sea la fuerza de presión o compresión, menor será la impedancia. Se recomienda una fuerza de cierre mínima para obtener una baja resistividad de contacto superficial y un buen apantallamiento. La fuerza de cierre mínima es la presión necesaria para atravesar las películas corrosivas y de óxido para establecer un contacto de baja resistencia.

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