¿Funcionan realmente los detectores de mentiras?

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Un elemento básico de los programas de televisión sobre crímenes es la imagen de un sospechoso sudando nerviosamente en una sala de interrogatorios mientras los detectives utilizan la prueba del polígrafo para decidir si el sospechoso es inocente o culpable. El polígrafo, que se muestra con frecuencia en estos programas de televisión como una forma segura de determinar la culpabilidad de una persona, se conoce más popularmente como «detector de mentiras», dado su objetivo de pillar a la gente en una mentira. Pero, ¿es el detector de mentiras tan preciso como nos hace creer la cultura pop? En resumen: «detector de mentiras» podría no ser el mejor apodo para el polígrafo.

Los polígrafos miden la transpiración, el pulso y otros factores fisiológicos de la persona a la que se le hace la prueba. De este modo, las pruebas poligráficas son precisas para medir lo que se supone que detectan: la excitación nerviosa. Cuando una persona se somete a una prueba poligráfica, el administrador de la prueba comienza haciendo dos tipos de preguntas de control: preguntas que se espera que la persona responda con la verdad y preguntas que se espera que la persona responda con una mentira (a menudo el administrador le pedirá al sujeto que escriba un número y luego le preguntará «¿Escribió el 1?» «¿Has escrito el 2?» y así sucesivamente para solicitar las respuestas deseadas). De este modo, cuando el administrador de la prueba haga más tarde preguntas más relevantes, las reacciones fisiológicas del sujeto pueden compararse con las reacciones a las preguntas de control para determinar si el sujeto dice o no la verdad.

Sin embargo, es posible que las personas se hagan reaccionar de forma más excitada incluso cuando responden a las preguntas con la verdad. Si las preguntas de control no muestran con exactitud cómo reacciona la persona cuando miente, es más difícil para el administrador decidir definitivamente si la persona miente o no cuando responde a las preguntas pertinentes. Por lo tanto, aunque el polígrafo puede ser eficaz para medir los factores fisiológicos asociados con el nerviosismo, eso no significa necesariamente que siempre sea capaz de diferenciar entre una persona que miente y otra que dice la verdad.

Saber que es posible manipular los resultados de una prueba poligráfica hace que el polígrafo como detector de mentiras sea bastante poco fiable por sí mismo. Además, el polígrafo mide factores fisiológicos que se asocian no sólo a la mentira, sino también al nerviosismo, una sensación común que se puede experimentar al ser interrogado. Por eso, en los últimos años los agentes de policía han dejado de confiar plenamente en las pruebas poligráficas como prueba definitiva de la inocencia o la culpabilidad de una persona. En general, es importante tener en cuenta la posibilidad de error al examinar los resultados de una prueba poligráfica, pero es posible atrapar a una persona en una mentira.

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