Historia de Venecia

Origen de la ciudad

Siendo una de las principales ciudades de Italia, Venecia surgió tras la caída del Imperio Romano en Occidente. Las hordas lombardas, cuyas incursiones en el norte de Italia comenzaron en el año 568, empujaron a un gran número de peninsulares a las islas de la laguna, que anteriormente eran el hogar de pescadores y salineros itinerantes. Las comunidades aisladas, literalmente islas de la civilización veneciana, pasaron a formar parte del exarcado de Rávena cuando se creó en 584. Cuando la ciudad bizantina de Oderzo cayó en manos de los lombardos en el año 641, la autoridad política se trasladó a una de las islas de la laguna veneciana.

El primer dux o duque elegido fue Orso, elegido en una declaración militar antibizantina en el año 727, pero fue sucedido por funcionarios bizantinos hasta aproximadamente el año 751, cuando el exarcado de Rávena llegó a su fin. Siguieron décadas de luchas políticas internas entre varios asentamientos que competían por la supremacía y entre facciones pro y antibizantinas; también hubo intentos por parte de las autoridades eclesiásticas de adquirir influencia temporal. Finalmente, el dux Obelerio y su hermano Beato se aliaron con los francos de Italia y pusieron a Venecia bajo la autoridad del rey italiano Pippin (fallecido en el año 810) para liberarse del control bizantino.

La reacción pro-bizantina a este acontecimiento bajo los dux de la familia Parteciaco condujo al traslado de la sede del gobierno al grupo de islas de Rialto, por entonces centro de exiliados en la lucha entre facciones. Aunque un tratado franco-bizantino de 814 garantizaba a Venecia la independencia política y jurídica del dominio del Imperio de Occidente, no confirmaba ninguna dependencia efectiva del Imperio bizantino, y hacia 840-841 el dux negociaba acuerdos internacionales en su propio nombre. La inusual posición jurídica y política del pequeño ducado independiente, situado en un aislamiento territorial entre dos grandes imperios, contribuyó en gran medida a su función de intermediario comercial.

Una larga sucesión de graves disputas entre las familias dirigentes en torno al cargo de dux no detuvo el rápido desarrollo del comercio. El aumento de la riqueza privada condujo a la consecución gradual de la estabilidad interna mediante la creación de una clase dirigente más amplia que fue capaz de poner un límite al poder del dux. Poco a poco se fue desarrollando una conciencia nacional. A partir de finales del siglo IX, los dux fueron elegidos por sufragio popular, aunque se abusó frecuentemente de este derecho en tiempos de luchas civiles. Finalmente, el grupo de islas de Rialto se transformó solemnemente en la ciudad de Venecia (civitas Venetiarum).

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