La tasa de supervivencia aumenta cuando disminuye el tiempo que se tarda en iniciar la desfibrilación. Aunque la reanimación cardiopulmonar ayuda a proporcionar algo de flujo sanguíneo al cerebro y al corazón en respuesta a una arritmia mortal, no puede refrescar directamente un ritmo organizado. Hay muchas más posibilidades de restablecer un ritmo organizado con la desfibrilación y la RCP inmediata. La desfibrilación interrumpe el ritmo caótico del cuerpo, lo que ayuda a continuar la actividad eléctrica normal y eficaz al restablecer los marcapasos habituales del corazón.

El diseño del desfibrilador -bifásico o monofásico- determina la dosis de energía adecuada. Los desfibriladores monofásicos requieren una única descarga de 360 J, con exactamente la misma dosis de energía para las siguientes descargas. Los desfibriladores bifásicos son más eficaces cuando se trata de una arritmia mortal, ya que utilizan formas de onda. La dosis de energía del desfibrilador bifásico depende de las recomendaciones del fabricante. Si la arritmia no se interrumpe con la primera descarga, puede considerar aumentar la cantidad de energía.

Continúe administrando la RCP durante la carga del desfibrilador para minimizar las interrupciones. Asegúrese de que se retira el oxígeno y de que ninguna persona, incluido usted mismo, está en contacto con el paciente antes de administrar la descarga. La RCP debe administrarse durante cinco ciclos, o unos dos minutos (cada ciclo consiste en 30 compresiones y luego dos respiraciones para las personas sin una vía aérea avanzada). Para las personas con una vía aérea avanzada, es aceptable un ritmo de una respiración cada 5 o 6 segundos (o 10 a 12 respiraciones por minuto).