Intolerancia a la lactosa y disparidades de salud entre afroamericanos e hispanoamericanos: una declaración de consenso actualizada

Los alimentos lácteos aportan nueve nutrientes esenciales a la dieta, incluyendo el calcio, el potasio y la vitamina D; nutrientes identificados por las Directrices dietéticas para los estadounidenses de 2010 como «de interés para la salud pública» dentro de la población estadounidense. La ingesta de leche y productos lácteos se asocia a una mejor calidad de la dieta y se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedades o afecciones crónicas como la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, el síndrome metabólico, la diabetes de tipo 2 y la osteoporosis. Algunas investigaciones también indican que la ingesta de alimentos lácteos puede estar relacionada con la reducción de la grasa corporal, cuando va acompañada de una restricción energética. Por término medio, tanto los afroamericanos como los hispanoamericanos consumen menos de los niveles recomendados de alimentos lácteos, y la intolerancia a la lactosa, real o percibida, puede ser una razón principal para limitar o evitar la ingesta de lácteos. No se conoce la verdadera prevalencia de la intolerancia a la lactosa porque los profesionales sanitarios no la miden de forma rutinaria y no existe ningún método de evaluación estandarizado. Evitar los lácteos puede provocar un déficit de nutrientes esenciales y una mayor susceptibilidad a las enfermedades crónicas. Esta Declaración de Consenso actualizada pretende ofrecer la información más actualizada sobre la intolerancia a la lactosa y la salud, con especial relevancia para las comunidades afroamericana e hispanoamericana. Los temas tratados incluyen consideraciones de diagnóstico, la ingesta real y recomendada de alimentos lácteos y los niveles de consumo de nutrientes lácteos clave entre los afroamericanos e hispanoamericanos; la prevalencia de la intolerancia a la lactosa autodeclarada entre varios grupos raciales/étnicos; la asociación entre la ingesta de alimentos lácteos, la intolerancia a la lactosa y las enfermedades crónicas; y las recomendaciones de gestión basadas en la investigación para aquellos con intolerancia a la lactosa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.