La historia de la Virgen de Guadalupe

Por Francesca Merlo

La Virgen de Guadalupe, como el sudario de Turín, aparece en un trozo de tela. Ambos son objetos sagrados, con cientos de años de antigüedad, y ambos representan una imagen que se dice milagrosa. La Virgen de Guadalupe fue declarada Reina de México y es Patrona de las Américas.

Primera aparición

La Virgen de Guadalupe se presentó por primera vez como la Madre de Dios y la madre de toda la humanidad cuando se apareció en el cerro del Tepeyac en México en 1531. Un campesino indígena, Juan Diego, vio una figura resplandeciente en el cerro. Después de identificarse con él, la Virgen le pidió a Juan que le construyera un santuario en ese mismo lugar, para que mostrara y compartiera su amor y compasión con todos los creyentes.

Después, Juan Diego visitó a Juan de Zumárraga, que era arzobispo de la actual Ciudad de México. Zumárraga lo despidió incrédulo y le pidió que el futuro santo le diera pruebas de su historia y de la identidad de la Señora.

Juan Diego volvió al cerro y se encontró de nuevo con la Virgen. La Virgen le dijo que subiera a la cima del cerro y recogiera unas flores para presentárselas al Arzobispo.

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Florecimiento invernal

Aunque era invierno y no debería haber nada en flor, Juan Diego encontró una abundancia de flores de un tipo que nunca había visto. La Virgen ató las flores en el manto de Juan, conocido como tilma. Cuando Juan Diego presentó la tilma de flores exóticas a Zumárraga, las flores se desprendieron y las reconoció como rosas castellanas, que no se encuentran en México.

Sin embargo, lo más significativo fue que la tilma había sido milagrosamente impresa con una colorida imagen de la propia Virgen.

Tilma

Esta tilma actual, conservada desde esa fecha y que muestra la conocida imagen de la Virgen María con la cabeza inclinada y las manos juntas en oración, representa a la Virgen de Guadalupe. Sigue siendo quizás el objeto más sagrado de todo México.

La historia se conoce mejor por un manuscrito escrito en la lengua nativa de los aztecas, el náhuatl, por el erudito Antonio Valeriano. Fue escrito en algún momento después de 1556.

Más de 20 millones de personas visitan cada año la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, situada ahora en la misma colina en la que apareció.

En 1990, el Papa San Juan Pablo II visitó México y beatificó a Juan Diego. 10 años después, en el año 2000, fue declarado santo.

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