La idea de que el sentido y los valores carecen de fundamento es una forma de nihilismo, y la respuesta existencial a esa idea es señalar que el sentido no es «una cuestión de teoría contemplativa», sino, por el contrario, «una consecuencia del compromiso y de la implicación».

En su ensayo El existencialismo es un humanismo, Jean-Paul Sartre escribió «¿Qué queremos decir con que la existencia precede a la esencia? Queremos decir que el hombre existe primero, se encuentra consigo mismo, surge en el mundo, y se define después. Si el hombre, tal como lo ve el existencialista, no es definible, es porque al principio no es nada. No será nada hasta más tarde, y entonces será lo que haga de sí mismo». Aquí se aclara lo que quieren decir los existencialistas cuando afirman que el sentido es «una consecuencia del compromiso y de la implicación».

La teoría pretende describir la situación humana para crear una perspectiva de vida y crear un sentido, que se ha resumido así: «Nos pavoneamos, nos inquietamos y nos engañamos como podemos, nuestras vidas no tienen ningún significado, y es inútil buscar o afirmar un sentido donde no se puede encontrar ninguno.» Los nihilistas existenciales afirman que, para ser honestos, hay que enfrentarse a lo absurdo de la existencia, que acabarán muriendo, y que tanto la religión como la metafísica son simplemente resultados del miedo a la muerte.

Según Donald A. Crosby, «No hay justificación para la vida, pero tampoco hay razón para no vivir. Los que pretenden encontrar un sentido a sus vidas son deshonestos o se engañan. En cualquiera de los dos casos, no se enfrentan a la dura realidad de las situaciones humanas».