La escena musical londinense se transformó a principios de la década de 1960 por una explosión de bandas de rhythm-and-blues autodenominadas que empezaron en pubs y sótanos de los suburbios donde estudiantes, ex estudiantes y posibles estudiantes constituían tanto el público como los intérpretes. En poco tiempo, muchos de estos grupos grababan discos y sustituían a las bandas de jazz en los clubes de jazz del centro de la ciudad. Sus gestores de alto nivel procedieron a cambiar el carácter del negocio musical británico, mostrando a menudo una mayor facilidad para el entretenimiento y la controversia que sus artistas. Varios de ellos pasaron a formar sellos independientes de éxito, especialmente Andrew Oldham (mánager de los Rolling Stones), que creó Immediate Records y convenció a un par de artistas de éxito para que abandonaran los sellos que los habían lanzado (los Small Faces, Fleetwood Mac); Chris Stamp y Kit Lambert (mánagers de los Who), que ficharon a la Jimi Hendrix Experience para su sello Track; Robert Stigwood (mánager de los Bee Gees), que lanzó Cream en su sello Reaction; y Chris Wright y Terry Ellis (mánagers de Jethro Tull), que lanzaron Chrysalis, inicialmente con licencia de Island Records de Chris Blackwell, el sello independiente pionero de la época.