El diagnóstico de la Fiebre del Valle puede confirmarse mediante:

• la identificación microscópica de las esférulas fúngicas en una muestra de tejido, esputo o fluido corporal infectado
• el cultivo de coccidioides spp. a partir de una muestra de tejido, esputo o fluido corporal
• detección de anticuerpos (pruebas serológicas específicas para la Fiebre del Valle) contra el hongo en el suero sanguíneo u otros fluidos corporales

Se sospecha el diagnóstico de coccidioidomicosis sólo si se sabe que un paciente ha estado expuesto a la enfermedad por haber viajado o residido en una zona endémica.

Si la prueba serológica para los anticuerpos de la Fiebre del Valle es positiva, el laboratorio realiza entonces un título.

• Un título es una medida de la cantidad o concentración de anticuerpos que un paciente está produciendo contra el hongo
• Un anticuerpo es una proteína que produce el sistema inmunitario del paciente en respuesta a un antígeno (el hongo)
• Un anticuerpo es capaz de combinarse con el antígeno y neutralizarlo

Un título se obtiene duplicando diluciones de la sangre positiva (1:4, 1:8, 1:16, 1:32 . . .) hasta que la prueba sea negativa. El título que se comunica a su médico es la última dilución positiva.

Aunque los resultados serológicos positivos casi siempre significan que un paciente tiene la Fiebre del Valle, un tercio o más de los pacientes con Fiebre del Valle pueden tener realmente resultados negativos. Por lo tanto, puede ser necesario repetir la prueba serológica periódicamente.

Las pruebas cutáneas de la Fiebre del Valle (coccidioidina o esferulina)

indican una exposición previa al hongo, pero, dado que la reactividad es de por vida, las pruebas cutáneas no son especialmente útiles para diagnosticar una infección actual. Las pruebas cutáneas vuelven a estar disponibles comercialmente, a partir de julio de 2014.

Las radiografías de tórax rutinarias

suelen detectar cavidades de la Fiebre del Valle en una persona sin síntomas y que puede desconocer haber tenido la Fiebre del Valle.