¿Por qué brindamos con champán en Nochevieja?

¿Te has preguntado alguna vez por qué bebemos champán en Nochevieja? ¿Por qué no vino? ¿Por qué no whisky? Bueno, como la mayoría de las cosas en la vida… la respuesta está en el rastro del dinero.

El champán en Nochevieja

La fastuosidad del champán se remonta al siglo XVI. Los aristócratas europeos descorchaban las burbujeantes botellas en sus fiestas reales, convirtiendo la bebida en un artículo de «élite» para tener y beber.

Incluso fue la bebida elegida por Luis XIV. Era realmente un símbolo de estatus.

Kolleen M. Guy, profesora asociada de historia en la Universidad de Texas en San Antonio y autora de «When Champagne Became French» (Cuando el champán se hizo francés), afirma que con el tiempo pasó de ser una celebración religiosa a una secular.

«Después de la Revolución Francesa, pasó a formar parte de los rituales seculares que sustituyeron a los antiguos rituales religiosos», dijo Guy a Life’s Little Mysteries. «Se podía ‘bautizar un barco’ sin sacerdote, por ejemplo, utilizando el ‘agua bendita’ del champán». La bebida llegó a abrirse en bodas, bautizos y otros eventos religiosos, dijo.

A medida que se racionalizaba la producción, el precio del champán disminuía — y los productores empezaron a comercializarlo para la clase media. No era barato, pero sí asequible para las ocasiones especiales. La producción de champán se disparó de 300.000 a 20 millones de botellas al año entre 1800 y 1850.

En el siglo XIX, el burbujeante se convirtió en una tradición mundial asociada a las ocasiones alegres.

«En una sociedad secular, queremos marcar tanto la alegría como la santidad de la ocasión», dijo Guy. «El champán lo hace simbólicamente, pero también visualmente, ya que desborda en abundancia y alegría».

Salud a eso. ¡Tengan cuidado ahí fuera!

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