Una perla negra natural es más cara y misteriosa que sus clásicas primas blanquecinas. Y por una buena razón: Aunque los fabricantes pueden teñir las perlas de negro, se requieren condiciones extremadamente raras para formar perlas que tengan ese brillo oscuro e inquietantemente iridiscente.

Las perlas negras que no son cultivadas, es decir, las que no son cultivadas bajo condiciones muy controladas por los perleros, comienzan a formarse como cualquier otra perla. Cuando un elemento irritante, como un grano de arena, se atasca en el interior del cuerpo de la ostra, el animal intenta aliviar su malestar recubriendo la mota con carbonato cálcico, que se endurece para formar una perla. La perla se compone de la misma sustancia luminosa e iridiscente con la que la ostra recubre el interior de su concha.

Las perlas negras se forman cuando ese trozo de arena se queda atascado en el cuerpo de un tipo muy específico de ostra, la Pinctada margaritifera de labios negros de Tahití. La concha interior, llamada nácar, de la mayoría de las ostras suele ser de color blanco brillante o plateado, pero la ostra de labios negros de Tahití presenta una gruesa banda de color negro. Si la perla se forma cerca de esa banda, absorberá esa coloración.

Las perlas de labios negros de Tahití pueden ser más oscuras si se desarrollan más cerca de los labios, y también pueden ser de un color gris plateado si se encajan en una parte más clara de la ostra. Si una ostra que suele producir perlas blancas tiene una coloración negra inusual en su nácar, también puede crear una perla negruzca. Sin embargo, esto es raro; sólo ocurre en una de cada 10.000 perlas.

El precio de una perla negra depende de su tamaño, forma, brillo, color y calidad de la superficie, que se clasifica en una escala de la A a la D. Una perla negra de Tahití de 10 mm, perfectamente redonda y de calidad AAA, cuesta 140 dólares, según pearlparadise.com, mientras que una perla blanca de agua dulce de 10 mm, redonda y de calidad AAA, cuesta unos 15 dólares, según youpearl.com

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