¿Qué provoca las punzadas de hambre?

¿Has oído hablar del experimentador ansioso que se tragó un globo? Los resultados reventaron su… bueno, hipótesis.

Un atrevido investigador, como parte de una temprana investigación sobre las causas del hambre, ayunó antes de tragarse un globo desinflado conectado a un tubo de aire. Al llegar al estómago, el globo se infló. Las grabaciones de los cambios de presión en el intestino de nuestro pobre doctor demostraron que el estómago se contrae cuando está vacío. Son estas contracciones musculares las que causan esos dolores antes de la comida, y durante mucho tiempo se pensó que también causaban nuestras ansias de comer.

Pero investigaciones posteriores demostraron que las ansias persisten no sólo sin contracciones, ¡sino también en ausencia de estómago! (No pregunte por la triste savia que demostró eso.)

Como resulta, el hambre no habla desde el vientre sino desde el cerebro (el gruñido de nuestros estómagos es en realidad el movimiento de los gases y jugos digestivos en el intestino delgado). El hipotálamo, situado en el tronco cerebral, regula en gran medida el comportamiento alimentario. Así que cabe preguntarse sobre el hipotálamo de una persona que se ceba con los globos, incluso en nombre de la ciencia.

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