No ves la mayoría de las longitudes de onda directamente. No hay un receptor para el amarillo, o para el magenta en tu ojo. En cambio, tienes tres tipos de conos, cada uno centrado en el rojo, el verde y el azul. Sin embargo, cada cono sigue siendo excitado por una gama de longitudes de onda vecinas, en un grado diverso que disminuye cuanto más se aleja de la longitud de onda central.

Cuando una longitud de onda amarilla llega a su retina, el rojo y el verde se excitan un poco, ya que el amarillo se encuentra entre el rojo y el verde. Tu cerebro sabe que esos dos receptores actuando juntos significan amarillo. Por cierto, eso también significa que si tu ojo recibe dos ondas separadas, una roja y otra verde, verás el amarillo. Así funciona tu televisor.

Este sistema tiene un truco. El espectro de colores es lineal, pero tu cerebro lo trata como un bucle. Aunque, físicamente, no hay ningún color que se sitúe entre el rojo y el azul, tu cerebro sigue rellenando este estado fantasma: rojo y azul pero sin activar el verde. Eso es el magenta. Se consigue mezclando luz roja y azul.

¿Cómo lo hace la pintura? La luz blanca contiene todas las longitudes de onda visibles. Todo lo que la pintura tiene que hacer para dirigir la luz roja y azul a tu ojo es eliminar el verde. Los pigmentos no irradian luz de un determinado color. En cambio, sólo absorben ciertos colores. El magenta absorbe el verde. El cian absorbe el rojo. El amarillo absorbe el azul.

Por cierto, ya que has preguntado en otra parte del hilo, no… si te acercas no verás trozos de rojo y trozos de azul. El magenta sólo quita el verde. Un instrumento llamado espectrómetro podría decir qué longitudes de onda hay en la luz , pero tu ojo sólo ve el magenta.