Síndrome de Lima

La mente humana sigue siendo un misterio. De hecho, muchas afecciones como el síndrome de Lima nos desconciertan por completo. Este fenómeno es tan complejo que sorprende tanto a los secuestradores como a las víctimas.

El síndrome de Lima se produce cuando los secuestradores empatizan con sus víctimas. Normalmente, suponemos que estas personas tienen poco respeto por la vida humana. Entonces, ¿cómo acaban desarrollando sentimientos positivos y simpatía hacia sus víctimas? Sigue leyendo si quieres saber más sobre este extraño fenómeno.

Síndrome de Lima

El síndrome de Lima es una condición en la que los secuestradores desarrollan un vínculo emocional con sus víctimas. Se podría decir que es la otra cara del síndrome de Estocolmo.

Paradójicamente, el secuestrador comienza a empatizar con su víctima. Además, en un momento dado, incluso comienzan a preocuparse por sus necesidades y su bienestar. Puede manifestarse en comportamientos como:

  • El secuestrador evita hacer daño a la víctima.
  • Dan a la víctima ciertas libertades o incluso la liberan.
  • El secuestrador se preocupa por el estado físico y emocional de la víctima.
  • Tienen conversaciones con la víctima.
  • A veces, el secuestrador incluso comparte información personal con la víctima. Por ejemplo, historias de la infancia, objetivos y deseos.
  • Incluso pueden hacer promesas a la víctima. Por ejemplo, pueden decir cosas como «te protegeré» o «no te pasará nada».
  • En algunos casos, el secuestrador puede incluso sentirse atraído por la víctima.

Causas del síndrome de Lima

Probablemente se pregunte cuáles son las causas del síndrome de Lima. En primer lugar, puede ser bueno aclarar que, en algunas situaciones, padecer un síndrome específico no significa que la persona esté loca o enferma. Más allá del estado interno de la persona, existen ciertas condiciones ambientales que pueden hacerla reaccionar de una u otra manera.

Por lo tanto, para entender el síndrome de Lima, debes centrarte en las condiciones internas del secuestrador. Asimismo, debes analizar las condiciones del secuestro. Así, te ayudaría conocer las condiciones psicológicas del secuestrador así como las circunstancias que llevaron al secuestro:

  • Puede que el secuestrador forme parte de un grupo que le obligó a cometer el secuestro.
  • Tal vez el secuestrador no esté de acuerdo con la forma en que se está llevando a cabo el secuestro.
  • En el mejor de los casos, el secuestrador se ha visto obligado a retener a la víctima debido a necesidades extremas. Por ejemplo, puede estar pasando por problemas familiares o graves problemas económicos o puede estar sufriendo un trastorno mental.
  • El secuestrador puede no tener ninguna experiencia previa.
  • Por último, puede que el secuestrador piense que no podrá sobrevivir a la situación de rehén.

La paradoja del síndrome de Lima

Tal vez lo más sorprendente de este síndrome es que el secuestrador se comporta como si no tuviera a la víctima como rehén. Esta es la paradoja del síndrome de Lima.

Por lo tanto, el secuestrador hace todo lo posible para mejorar las condiciones de la víctima. De hecho, evitan causar cualquier daño o molestia. Si la víctima está enferma, le dan medicinas. Si está herida, el secuestrador la cura. Si tienen hambre, el secuestrador intenta darles la mejor comida disponible. El secuestrador cree que es el cuidador de la víctima.

En el peor de los casos, el secuestrador puede incluso enamorarse de su víctima. En consecuencia, tratará de seducirla y cortejarla. Esto se debe a que quieren que la víctima corresponda a sus sentimientos.

¿Cuál es el origen del síndrome de Lima?

Como habrás adivinado, su nombre se debe a una situación de rehenes que ocurrió en Lima, Perú.

En 1996, un grupo terrorista tomó la embajada de Japón en la capital peruana. Con el paso de los días, los secuestradores comenzaron a establecer fuertes vínculos con los rehenes. Sorprendentemente, los secuestradores comenzaron a liberarlos a todos.

Pensamientos finales sobre el síndrome de Lima

En conclusión, el síndrome de Lima está relacionado con una condición intrínseca del ser humano: establecer vínculos con otras personas (incluso en condiciones extremas como el secuestro). Es muy difícil estudiar este síndrome ya que es prácticamente imposible replicar las condiciones de un secuestro en un laboratorio y controlar todas las variables.

Lo que sí sabemos es que la manifestación del síndrome depende de diferentes variables. Asimismo, también depende del secuestrador, de la situación del secuestro y de la víctima. Finalmente, este síndrome nos recuerda que las personas pueden ser muy irracionales y tienden a actuar en base a su interpretación y comprensión de la realidad.

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