¿Se trata de relaciones públicas o de comunicación?

La semana pasada descubrí este artículo de Gini Dietrich en su blog SpinSucks que invita a la reflexión. En él, aborda la cuestión de la definición de las relaciones públicas.

Me intrigó el artículo, porque he observado que las relaciones públicas se utilizan en todo tipo de contextos diferentes, pero no parece haber un significado compartido establecido para el término. Gini señala que la principal fuente de confusión parece ser la relación entre el término «relaciones públicas» y «comunicaciones». Personalmente, me considero un comunicador y nunca he sentido afinidad por el término «relaciones públicas», aunque es evidente que hay muchas coincidencias entre ambos. Además, me parece que «relaciones públicas» es un término que se utiliza más en un entorno corporativo (a menudo para diferenciarlo de «relaciones con los inversores»), pero tiene muy poca tracción en el sector público, parapúblico o asociativo.

Aunque las definiciones pueden no ser el tema más sexy, creo que en realidad importa más de lo que pensamos. Entender el trabajo que hacemos y el valor que aportamos es fundamental para crear expectativas, un área llena de dificultades tanto para los comunicadores como para los profesionales de las relaciones públicas.

Gini sostiene que realmente no hay diferencia entre las relaciones públicas y la comunicación: su definición de relaciones públicas incluye todo, desde las relaciones con los medios de comunicación hasta las relaciones con las partes interesadas, pasando por la gestión de la reputación, las comunicaciones de crisis, las comunicaciones internas y la difusión en los medios sociales.

Aunque estoy de acuerdo con la explicación del post de que el ámbito de las relaciones públicas ha crecido significativamente, no estoy seguro de que la definición especialmente amplia que se propone sea tan útil como podría ser.

En particular, no creo que la mayoría de nuestros clientes piensen que las comunicaciones internas están dentro del ámbito de las relaciones públicas, que tienen una fuerte connotación externa. Esto crearía una situación potencialmente arriesgada de funciones y responsabilidades poco claras o de desconexión entre la prestación de servicios y las expectativas. Por no mencionar que agrupar todas estas actividades externas e internas en un cubo indiferenciado infravalora el conjunto de habilidades únicas y el enfoque de las comunicaciones internas.

Además, las comunicaciones internas están relacionadas con varias funciones asociadas, como la comunicación del cambio y la comunicación con los empleados, componentes más útiles etiquetados bajo la rúbrica general de «comunicaciones corporativas». El término comunicaciones corporativas -es decir, la conexión y alineación intencional de la comunicación interna y externa para avanzar en los objetivos de la organización- es un término útil que añade claridad y valor a la función.

Yo tendería a utilizar los términos relaciones públicas y comunicaciones de forma muy diferente: en mi opinión, todas las relaciones públicas son comunicación, pero no todas las formas de comunicación son relaciones públicas. Como ocurre a menudo, el reto no es sólo definir los términos que utilizamos, sino explicar cómo se relacionan entre sí.

Agradezco que Gini ponga el tema en el radar como una invitación para que los profesionales tengan esta conversación y ayuden a perfeccionar cómo definimos nuestro trabajo. Otro líder de la industria, Shel Holtz, también ha realizado recientemente un valioso trabajo en esta área, particularmente centrado en la definición del alcance de las comunicaciones de los empleados. Por favor, comparta cualquier otra definición que sugiera para ayudar a dar forma a estos importantes términos.

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