¿Tenían los dinosaurios dos cerebros? El mito del cerebro trasero

Famosamente, en la década de 1880 se hizo un molde de la caja del cerebro de un estegosaurio. Se descubrió que a pesar de su enorme tamaño, de 5 a 10 toneladas, su cerebro era poco más grande que una nuez. ¿Cómo podía funcionar un animal tan grande con un cerebro de dos onzas?
Se teorizó que un espacio grande y hueco descubierto cerca de la región de la cadera de la médula espinal debía contener un «segundo cerebro». Este segundo cerebro ayudaría a controlar la mitad posterior del animal, lo que posiblemente le permitiría reaccionar más rápidamente ante los depredadores. Posteriormente se encontraron espacios huecos similares en los extremos traseros de muchos otros grandes dinosaurios saurópodos. Así nació el mito del cerebro trasero de los dinosaurios.


Un esqueleto montado de un estegosaurio en el Museo Carnegie de Historia Natural.

Aunque el mito de los dos cerebros ha persistido en la cultura popular, es casi seguro que es incorrecto. No sabemos con certeza qué contenía el espacio hueco, pero las aves, los parientes vivos más cercanos de los dinosaurios, nos dan una buena pista.
Las aves modernas tienen un hueco similar llamado cuerpo de glucógeno en la base de su médula espinal. Este espacio almacena glucógeno rico en energía, pero desconocemos su función precisa. Es posible que facilite el suministro de glucógeno al sistema nervioso de las aves, que funcione como un órgano de ayuda al equilibrio o que tenga alguna otra función. Pero, ciertamente no es un cerebro.
Contrariamente al mito popular, los dinosaurios como el Estegosaurio no tenían un segundo cerebro en su trasero.

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