Un retorno al aislacionismo
Pero los cambios no fueron suficientes. El fracaso en la modernización completa del Departamento de Estado reflejó la falta de compromiso del país con una política exterior enérgica después de que el Senado repudiara el Tratado de Versalles.
Woodrow Wilson fue el primer presidente estadounidense que concibió a Estados Unidos como un líder mundial, pero la nación aún no estaba preparada para aceptar responsabilidades acordes con su poder.
Durante la década de 1920, Estados Unidos se resistió firmemente a contraer compromisos internacionales vinculantes y se centró, en cambio, en prevenir el estallido de la guerra. El Secretario de Estado Charles Evans Hughes desempeñó un papel clave en la Conferencia de Desarme Naval de Washington (1921-22), y el Secretario de Estado Frank Kellogg fue fundamental en la creación del Pacto de Paz de París (1928), un acuerdo multilateral que prohibía la guerra ofensiva.
Secretario de Estado Frank KelloggAunque durante la Gran Depresión de la década de 1930 surgieron claros peligros, las enormes perturbaciones económicas reforzaron las inclinaciones aislacionistas del país durante el ascenso del totalitarismo.
Como resultado, el Departamento de Estado volvió a la pasividad del siglo XIX y aceptó un papel secundario entre 1919 y 1939. Un historiador ha descrito el estado generalmente atrasado de la organización cuando el Secretario Cordell Hull asumió el control. Escribió: «En 1933, el Departamento era pequeño, plácido, cómodamente ajustado a la diplomacia letárgica de la década anterior, e impregnado de hábitos de pensamiento que se remontaban a un día todavía anterior». Las misiones en el extranjero se encontraban en un estado comparable, señaló. «El Servicio Exterior, elegante, lento y complaciente, también apreciaba sus vínculos con el pasado».