El calcio y el fósforo son esenciales en el desarrollo y mantenimiento de la estructura del esqueleto, la deposición de tejido magro, la contracción muscular y muchas otras funciones fisiológicas. El calcio y el fósforo son los minerales más abundantes en el cerdo y aproximadamente el 99% del calcio y el 80% del fósforo del cuerpo se encuentran en el esqueleto. Por lo tanto, la deficiencia de calcio y fósforo provoca un deterioro de la mineralización ósea, una menor resistencia de los huesos y una disminución del crecimiento. Los signos clínicos de la deficiencia incluyen el raquitismo en los cerdos en crecimiento y la osteoporosis en las cerdas, que se manifiestan como cojera y fracturas. La deficiencia se agrava durante la lactancia, ya que las cerdas movilizan el calcio de las reservas óseas para satisfacer la demanda de producción de leche, lo que puede dar lugar a «cerdas abatidas» al final de la lactancia y después del destete.

Para prevenir la deficiencia, las dietas para cerdos deben suministrar las necesidades individuales de calcio y fósforo, pero también proporcionar una proporción adecuada de un mineral a otro. La relación calcio:fósforo influye en gran medida en la absorción y retención de ambos minerales. En general, las relaciones calcio:fósforo amplias o las concentraciones excesivas de calcio y deficientes de fósforo interfieren en la absorción del fósforo (Reinhardt y Mahan, 1986).

Los granos y las semillas oleaginosas que se utilizan en las dietas para cerdos suelen ser bajos en calcio y tienen la mayor parte del fósforo no disponible para el cerdo. El fitato es la forma de almacenamiento del fósforo en los alimentos de origen vegetal y la enzima fitasa es necesaria para liberar el fósforo del fitato para su absorción (Cowieson et al., 2016). Como la actividad endógena de la fitasa es insignificante en los cerdos, la fitasa microbiana exógena se utiliza comúnmente en las dietas para cerdos para mejorar la liberación de fósforo del fitato. La fitasa también libera calcio que puede unirse al fitato. Además, tanto el calcio como el fósforo se complementan en la dieta con fuentes inorgánicas. Es importante destacar que muchas fuentes inorgánicas suministran tanto calcio como fósforo, lo que requiere ajustes simultáneos de la cantidad de cada fuente en la dieta.

Digestibilidad del calcio y del fósforo

La disponibilidad del calcio y del fósforo se refiere a la cantidad de minerales que se digieren, se absorben y están disponibles para su uso en una forma adecuada. La disponibilidad de calcio y fósforo se estima tradicionalmente por el método de la relación de pendiente, en el que a una fuente estándar de calcio o fósforo se le da un valor del 100% y la disponibilidad de calcio o fósforo en un ingrediente se estima como un porcentaje relativo a la fuente estándar. Aunque el método de la relación de pendiente parece ser más preciso para estimar la disponibilidad de calcio y fósforo, existe la preocupación de suponer una disponibilidad del 100% en la fuente estándar. Alternativamente, la disponibilidad de calcio y fósforo se estima mediante la digestibilidad, ya que proporciona una estimación justa de la cantidad de minerales que se absorben y están disponibles para el cerdo.

La digestibilidad del calcio y el fósforo se expresa como digestibilidad del tracto total o digestibilidad ileal:

• Digestibilidad del tracto total: se mide por la diferencia entre la cantidad de calcio o fósforo ingerida y la cantidad recuperada de las heces.
• Digestibilidad ileal: se mide por la diferencia entre la cantidad de calcio o fósforo ingerida y la cantidad recuperada de la digesta en el íleon.

La digestibilidad del tracto total es el método más utilizado porque no hay absorción o secreción neta de calcio o fósforo en el intestino grueso. La digestibilidad del tracto total se expresa como digestibilidad aparente (ATTD), estandarizada (STTD) o verdadera (TTTD) del tracto total, dependiendo de cómo se consideren las pérdidas endógenas en la medida de la digestibilidad:

Pérdidas endógenas: representan el calcio y el fósforo sintetizados para las funciones metabólicas por el cerdo, como las secreciones digestivas y las células desprendidas, que no se han absorbido en el tracto digestivo y se pierden. Las pérdidas endógenas se dividen en pérdidas basales o específicas. Las pérdidas basales representan la cantidad de minerales que se pierden inevitablemente, mientras que las pérdidas específicas representan las pérdidas de minerales por encima de las pérdidas basales que están influenciadas por la composición específica de la dieta. Las pérdidas endógenas subestiman la digestibilidad del calcio y el fósforo porque los minerales endógenos en las heces se contabilizan como minerales no digeridos de la dieta.

• Digestibilidad total aparente del tracto (ATTD): se mide por la diferencia entre la cantidad de calcio o fósforo ingerida y la cantidad recuperada de las heces sin considerar las pérdidas de aminoácidos endógenos.
• Digestibilidad total estandarizada del tracto (STTD): se mide por la diferencia entre la cantidad de calcio o fósforo ingerida, la cantidad recuperada de las heces y las pérdidas endógenas basales.
• Digestibilidad total verdadera del tracto (TTTD): se mide por la diferencia entre la cantidad de calcio o fósforo ingerida, la cantidad recuperada de las heces y las pérdidas endógenas basales y específicas.

Los valores de STTD de los ingredientes tienen más probabilidades de ser aditivos en las dietas y se superan algunas de las desventajas y limitaciones de la ATTD y la TTTD: mientras que la ATTD no considera ninguna de las pérdidas endógenas, no se dispone de suficiente información sobre la TTTD y los efectos específicos de los ingredientes en las pérdidas endógenas.

El método más utilizado para formular dietas y estimar la digestibilidad del fósforo es la STTD. El calcio se expresa más comúnmente como calcio total, pero se han aplicado esfuerzos para determinar los valores de STTD de calcio de los ingredientes y las pérdidas endógenas basales de calcio.