El aliso negro europeo tiene rasgos invasivos que le permiten extenderse agresivamente. Este árbol está en observación y puede figurar en las listas oficiales de especies invasoras en un futuro próximo. Antes de seleccionar este árbol para los lugares de plantación, hay que revisar los riesgos. El aliso negro, que alcanza entre 40 y 60 pies de altura, suele ser alto y estrecho, pero a veces tiene forma de pirámide. Se puede identificar por sus grandes hojas verdes y brillantes, de ovaladas a redondas, con un margen dentado; amentos colgantes a principios de la primavera; y frutos en forma de cono, en otoño. Las hojas jóvenes y los brotes suelen ser pegajosos por una resina. Las semillas se dispersan por el viento y, si caen en el agua, pueden propagarse a grandes distancias. A lo largo de los lechos de los arroyos y en otras zonas húmedas, puede formar densas arboledas que desplazan a las plantas autóctonas. Al igual que los miembros de la familia de las judías, puede fijar el nitrógeno del aire, lo que le permite colonizar suelos muy pobres. Invade bosques y humedales, como las reservas forestales, donde perturba el ecosistema forestal al impedir el crecimiento de los arbustos del sotobosque y otras plantas. Este árbol fue traído desde Europa a la costa este por los primeros colonos.