9.7: Excreción de productos de desecho metabólicos

La sangre no sólo transporta nutrientes y oxígeno a las células, sino que también transporta productos de desecho metabólicos fuera de las células. Los miles de reacciones metabólicas que tienen lugar en las células generan algo más que energía; también se producen productos de desecho metabólicos como agua, dióxido de carbono y compuestos que contienen nitrógeno.

Aunque el término eliminación se refiere a la retirada de los residuos sólidos (heces) del cuerpo, el término excreción se refiere a la retirada de los productos de desecho metabólicos. Tanto la eliminación de los productos de desecho sólidos como la de los metabólicos son vitales para la salud.

Los principales órganos excretores que participan en la eliminación de los productos de desecho metabólicos son el hígado, los riñones, los pulmones y la piel. En conjunto, estos órganos contribuyen a evitar la acumulación de productos de desecho tóxicos ayudando a su eliminación. Por ejemplo, el hígado convierte el amoníaco -un subproducto de la descomposición de las proteínas que contiene nitrógeno- en una sustancia menos tóxica llamada urea, que se libera en la sangre. A continuación, los riñones filtran la urea de la sangre para que pueda ser eliminada del organismo a través de la orina. Por ello, las personas con una función renal deteriorada suelen someterse a un tratamiento llamado diálisis. La diálisis consiste en una máquina especial que realiza funciones similares a las de los riñones sanos. Sin la diálisis, los productos de desecho metabólicos tóxicos se acumularían en la sangre y acabarían provocando la muerte.1

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