El mirto (Myrtus communis) es un arbusto de hoja perenne originario de la región mediterránea y se cultiva mucho en Israel, sobre todo con fines decorativos y también por sus usos en la tradición judía. Su agradable olor y su verdor fresco durante todo el año lo convierten en una gran opción para los setos decorativos, pero el mirto también tiene algunas propiedades maravillosas para la salud y, como hemos descubierto recientemente para nuestra sorpresa y placer, usos culinarios.
El mirto tiene algunas cualidades antimicrobianas, antiinflamatorias y astringentes muy eficaces, lo que lo hace valioso en el tratamiento de muchas dolencias respiratorias y problemas de la piel. La planta contiene altos niveles de ácido salicílico (un compuesto relacionado con la aspirina) y es un expectorante (ayuda a eliminar la mucosidad), lo que hace que el té de mirto sea una excelente opción para los resfriados y la gripe. El aceite esencial de mirto es especialmente apreciado, y a menudo se aplica junto con otros aceites esenciales.
En realidad, es posible destilar aceites esenciales en casa, cocinando las hojas al vapor y dirigiendo el vapor a través de un tubo que se enfría con la ayuda de agua fría o hielo, convirtiendo así el vapor en forma líquida. Sin embargo, una forma mucho más fácil para los remedios caseros sería hacer una infusión de aceite hirviendo las hojas en un aceite base neutro como el de oliva o el de uva. También es posible hacer una infusión en frío (sin cocción) colocando un frasco lleno de hojas de mirto y aceite base en un lugar soleado. Esto lleva más tiempo, pero los valiosos compuestos de la planta se conservan mejor de esta manera.
Aquí se pueden encontrar instrucciones claras y sencillas para hacer y utilizar la infusión de aceite de mirto en casa.
En la cocina, las hojas de mirto se pueden utilizar para aromatizar sopas y guisos de la misma manera que se utilizan las hojas de laurel. Las bayas también son muy comestibles, con un sabor afrutado y ligeramente astringente que va especialmente bien para mejorar los platos de pollo, pescado y carne. También se pueden convertir en mermelada (normalmente combinada con otras frutas) o, en la tradición sarda, se empapan en alcohol y se endulzan con miel para hacer una bebida de sabor único.