7 secretos para estudiar mejor con TDAH

Estudiar con TDAH puede ser desalentador – especialmente empollar para los exámenes. Por suerte, hay una nueva investigación que muestra que los estudiantes no necesitan estudiar más, sino que necesitan estudiar de manera diferente.

James y John, gemelos idénticos con TDAH, están tomando la misma clase de biología. Estudian el mismo tiempo y, sin embargo, James obtiene un sobresaliente en el examen y John un aprobado. ¿Por qué la diferencia?

¿Qué técnica de estudio es mejor?

John estudió diligentemente durante tres horas el jueves por la noche, el día antes del examen. Releyó sus apuntes y el libro de texto, y repasó la guía de estudio. Estudió en su habitación. James estudió durante tres horas, pero lo hizo durante cuatro tardes, de lunes a jueves. Utilizó sus apuntes, un antiguo cuestionario y la guía de estudio para crear un examen de práctica. Estudió en diferentes lugares, incluyendo Starbucks y la biblioteca.

El 84% de los estudiantes estudian releyendo el libro de texto, como hizo John. El problema es que la relectura es la forma más ineficaz de estudiar para un examen. La lectura es una forma difícil de aprender información para una persona con déficit de atención e hiperactividad (TDAH o ADD). La lectura es pasiva. Es como aprender a jugar al baloncesto viendo jugar a su entrenador.

Las investigaciones demuestran que la forma número uno de estudiar es hacer un examen de práctica. Intenta predecir lo que tu profesor puede preguntar en el examen. Repasa tu guía de estudio, saca viejos exámenes, busca partes importantes de tus apuntes y pregunta a los demás de tu clase qué creen que es importante. Luego, crea un examen de práctica.

Las pruebas no funcionan – especialmente cuando se estudia con TDAH

¿Qué más hizo bien James? Utilizó un concepto que los educadores llaman «práctica distribuida». En otras palabras, no empolló. Estudió durante tres horas en cuatro días, 45 minutos por noche. Esto funciona por dos razones. La primera es que James repasó el material varias veces, familiarizándose con él. La segunda, y más importante, es que durmió. Dormir te ayuda a aprender. El cerebro está más activo por la noche que durante el día. Mientras duermes, repites los acontecimientos del día en tu cabeza y repasas la información que has aprendido. En el caso de James, repasó el material de biología durante el sueño cuatro veces.

John se esforzó mucho en estudiar para su examen y se saltó el entrenamiento de fútbol del jueves por la tarde para dedicarle más tiempo. Se quedó en su habitación sin descanso. Pero aunque John trató de concentrarse, las cosas que había en su habitación (el portátil, el teléfono, la música) le sacaron de la tarea. John no podía regular su atención mientras estudiaba para el examen.

James, por otro lado, sabía que cuando el aburrimiento aparecía, necesitaba períodos de trabajo más cortos o un lugar diferente para estudiar. Descubrió, por ensayo y error, que estaba más concentrado cuando estudiaba en lugares distintos a su propia casa. En otras palabras, James conocía el concepto de metacognición -saber cuándo y cómo utilizar determinadas estrategias de aprendizaje- a la perfección. Sabía lo que le ayudaba a concentrarse y lo que le dificultaba. Al final, no era más tiempo lo que John necesitaba; necesitaba utilizar su tiempo de forma diferente.

Aquí hay otros consejos de estudio basados en la investigación que pueden marcar la diferencia para su hijo con TDAH.

Revisa tus apuntes antes de acostarte

Los estudios demuestran que recuerdas más cuando te tomas de 10 a 15 minutos justo antes de irte a dormir para repasar lo que has estudiado o aprendido antes en el día. Esto no significa que los estudiantes deban hacer todo su estudio a la hora de acostarse, pero repasar lo que ha estudiado permite a un niño procesar la información mientras duerme.

El ejercicio agudiza la concentración del cerebro

Treinta minutos de ejercicio aeróbico al día, de cuatro a cinco días a la semana, mejora la concentración y las habilidades de funcionamiento ejecutivo, especialmente en estudiantes con TDAH. Si tiene un estudiante deportista, anímelo a estudiar en el autobús o en el coche mientras vuelve a casa después de un evento. Considere también la posibilidad de estudiar justo después del entrenamiento. Si su hijo no practica ningún deporte, anímelo a correr con su perro o a tirar a canasta justo antes de sentarse a hacer los deberes. Aunque cualquier ejercicio aeróbico sirve, los más útiles para los estudiantes con TDAH son el ballet, el yoga y el tai chi, todos los cuales requieren que los estudiantes se concentren en su cuerpo y en su mente.

Usa tu nariz para estudiar mejor

El olfato es una poderosa herramienta de estudio. Las investigaciones demuestran que si uno se expone al mismo olor cuando estudia y duerme, puede recordar más. Cuando su hijo estudie, ponga cerca un pequeño plato de aceite esencial; la menta es una buena opción porque alivia el estrés. Coloca un pequeño plato con el mismo aroma junto a su cama mientras duerme. Los estudios sugieren que su cerebro asociará el aroma con el material que ha estudiado antes. Esto, según los investigadores, puede ayudarla a retener más la información que está tratando de recordar.

Siestas, descansos y memoria

La mayoría de las personas necesitan dormir de ocho a nueve horas por noche para retener los recuerdos, pero los adolescentes necesitan más. Las siestas de treinta minutos por la tarde pueden ayudar. Asegúrese de que estas siestas no duren más de 30 minutos, ya que las siestas prolongadas pueden interferir con el sueño nocturno.

Tomar un descanso ayuda a todos los niños a aprender más, especialmente a los que tienen TDAH. Los estudios demuestran que los estudiantes recuerdan más cuando se toman descansos entre las sesiones de estudio en lugar de estudiar directamente durante un período prolongado. Tener un tiempo de inactividad permite al cerebro del estudiante repasar la información y el material, incluso cuando no sabe que lo está procesando.

Toma una bebida azucarada

Una bebida que contenga algo de azúcar ayuda al rendimiento de los deberes. Las bebidas azucaradas aportan glucosa, que es la principal fuente de combustible para el cerebro. Si tiene poca glucosa, no podrá concentrarse ni rendir bien.

El gatorade o el zumo de manzana aportan glucosa, sin sobrecargar el sistema del niño con azúcar. Los refrescos y otras bebidas con altos niveles de azúcar (hasta 10 cucharaditas) proporcionan demasiada glucosa, lo que provoca un bajón de azúcar más tarde, perjudicando la memoria y nublando el pensamiento. Así que pídele a tu hijo con TDA que beba a sorbos (no a tragos) una bebida azucarada. Puede mejorar la concentración y el estado de ánimo.

Al final, animar a los estudiantes que tienen problemas de atención a poner en práctica algunas de estas ideas fáciles de aplicar puede suponer una gran diferencia en el rendimiento escolar de su hijo.

Actualizado el 19 de marzo de 2021

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